El Tribunal Supremo Federal inició ayer un histórico juicio contra 38 acusados de un escándalo de corrupción política en Brasil, que hizo tambalear el gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y que ahora amenaza con opacar el legado del político más popular del país y su papel como padrino del actual régimen.
En un proceso que será transmitido por televisión, y que promete acaparar la atención nacional y regional, la Corte determinará en las siguientes semanas la responsabilidad de ex ministros, ex diputados y empresarios en una red de compra de votos en el Congreso que funcionó de 2002 a 2005, según la Fiscalía, y que involucró a dirigentes históricos del PT (Partido de los Trabajadore), que gobierna Brasil alrededor de diez años.
El caso conocido como el “mensalão”, o mensualidad en portugués, se refiere a una trama de supuestos desvíos de dinero público y privado que, según la acusación, financió en 2002 las campañas de Lula da Silva a la presidencia y de otros políticos del PT y de cuatro formaciones a diversos cargos. El presidente del Supremo, magistrado Ayres Britto, abrió la audiencia pública leyendo los nombres de los acusados.
El escándalo surgió en 2005 y puso contra las cuerdas al primer gobierno de Lula da Silva, que obligó a renunciar a varios de sus funcionarios. El ex gobernante fue excluido de la causa penal y negó que conocía la existencia de dicho esquema, incluso se declaró traicionado y se disculpó públicamente en aquella época