La política de los Estados europeos frente a los refugiados e inmigrantes del norte de áfrica fue en 2011 «más bien hostil», según la definición de Amnistía Internacional (AI).
En su último informe sobre el estado de los derechos humanos en el mundo, Amnistía recuerda el contexto de agitación política del norte de áfrica y Oriente Medio, producto de la «primavera árabe», y su efecto en el flujo de inmigrantes por el Mediterráneo.
«Según cálculos conservadores -cita Amnistía- al menos 1.500 personas perecieron ahogadas» el pasado año en el intento de cruzar el mar, sin que por ello se produjera una reacción europea de carácter humanitario.
«En lugar de tomar medidas para impedir esas muertes, como incrementar el número de operaciones de búsqueda y rescate, la respuesta de la Unión Europea fue aumentar la capacidad de Frontex, su agencia de seguridad de fronteras, para disuadir de llegar a Europa por el Mediterráneo», dice el informe de AI.
Amnistía también cita el hecho de que varios países europeos, entre ellos Francia y Reino Unido, se negaran a asentar en su territorio a personas desplazadas por el conflicto armado en Libia, pese a haber participado en él bajo el mando de la OTAN.
El informe también denuncia las deficiencias de las legislaciones europeas frente a la discriminación