Quito es una de las ciudades con mayor población afro en todo el Ecuador. Barrios como Carapungo, Calderón, Carcelén, Comité del Pueblo, La Bota, Pisulí, La Roldós, Ferroviaria, Argelia Alta, La Forestal, Chillogallo, La Pulida, etcétera, congregan a miles de afroecuatorianos provenientes de las provincias de Carchi, Imbabura y Esmeraldas, en su gran mayoría, donde se encuentran los principales asentamientos afro en el territorio ecuatoriano.
Por eso, la Federación de Organizaciones y Grupos Negros de Pichincha (Fognep), la Fundación “Azúca”, la Fundación Casa Ochún, la Pastoral Afro, la Asirne y diversos grupos artísticos, se convocaron ayer en la Concha Acústica de la Villaflora, para celebrar el Día Nacional del Pueblo Afro, que se recuerda cada primer domingo de octubre.
Este año, esta celebración coincide con la declaratoria del 2011, por parte de la Asamblea General de las NNUU, como el Año Internacional de los Afrodescendientes.
Para Lindberg Valencia, director de la Fundación Casa Ochún y coorganizador del encuentro, Quito es una ciudad con asentamientos afro sobre todo en la periferia urbana. “Hemos migrado hacia las dos ciudades más grandes que desafortunadamente son las que nos ofrecen mejores oportunidades económicas. Ojalá que las políticas ya vayan dando muestras de un reparto más equitativo de modo que no haya necesidad de venir de ninguna provincia pequeña a Quito o Guayaquil”, dice.
Este encuentro anual de familias afrodescendientes busca mantener vigentes las discusiones acerca de la reparación histórica frente al tratamiento al pueblo afro, sobre vivienda, empleo, salud, educación, créditos, racismo, etcétera, y pretende, además, rescatar expresiones de la cultura y del arte afro.
Agapito Gruezo, funcionario del Ministerio de Cultura del Ecuador, afroecuatoriano nacido en Esmeraldas y radicado en Quito, asisitió al encuentro para ver participar a su hija, Daniela, en el grupo musical Ochún. Gruezo disfrutó de un día familiar en el que con música, gastronomía, artesanías, baile y literatura afro, se reencontró con amigos esmeraldeños y choteños.
En el escenario, el grupo Los Tadeo, conformado por jóvenes músicos que viven en la Argelia Alta, y que reciclan artículos domésticos para convertirlos en instrumentos musicales, cantaban “Con mi nueva bomba vamos a disfrutar”, a ritmo de bomba, pero con una fusión más bien contemporánea del género. Luego sonó mucho hip-hop, marimba, rap y otros ritmos.
Mientras tanto, en la explanada superior, se instalaba la Feria Gastronómica, a cargo de Irma Bautista. Viviana, por ejemplo, atendía en una de las carpas y ofrecía platos típicos como guatita, caldo de manguera y encebollados.
Detrás de su puesto de comidas, se exhibieron varias fotografías de líderes afroecuatorianos, en blanco y negro, y a escasos metros se instaló el espacio de sanación con plantas sagradas. Los niños disfrutaron también de un concurso de pintura con el tema de soberanía alimentaria.
Octubre es el mes en el que arribaron a la costa de Portete los primeros africanos libres liderados por Alonso de Illescas, quienes conformaron el primer palenque en América. Por eso las actividades se extenderán a lo largo de todo el mes.