La imagen de la Virgen de El Cisne, acompañada por un río interminable de gente, llegó a las 10:00 de este viernes hasta la urna del «Villonaco», dentro de lo que constituye su recorrido final hasta la ciudad de Loja.
A las 11:00 empezó una misa, situación aprovechada por los fieles para descansar y orar. Otros prefirieron seguir su camino a la capital provincial adelantándose un poco al núcleo de la imagen que va apresuradamente.
Los lojanos han vivido una semana sumamente espiritual y esperan para recibir hoy en la noche a la imagen de la Virgen de El Cisne y a medio millón de personas que la acompañan en la procesión de 38 kilómetros desde Catamayo o que llegan a venerarla en esta ciudad. Miles de fieles pernoctaron en albergues provisionales y hasta en las aceras en Catamayo, antes de partir para caminar el último tramo de los 70 kilómetros de la peregrinación que, entre El Cisne y Loja, demora cuatro días.
La imagen estuvo todo el día de ayer dentro de la iglesia María Auxiliadora, de Catamayo. A las 05:00 se realizó la primera misa y luego comenzó la caminata.
Según las autoridades de control y seguridad, este año el número de visitantes en El Cisne creció notablemente, a tal punto que durante el pasado feriado no fue posible ingresar en vehículo, por la masiva presencia de carros y visitantes.
Se espera que la caminata final de hoy sea mucho más multitudinaria que en años anteriores. Según Eduardo Román, coordinador de socorros de la Cruz Roja, más de 200 mil personas han llegado a Loja desde el pasado sábado y se supone que asistan al menos 500 mil, desde hoy hasta el domingo.
Para cada participante es un compromiso de fe, en retribución a algún favor de la Virgen, en especial en la salud. O fueron sus padres o su hijos los que sufrieron quebrantos y “ella, La Churonita, nos curó”, dicen. Por eso minimizan las incomodidades que afrontan los cuatro días, como trasnochar a la intemperie, con poca comida, o soportar intenso sol o frío.