Jamil Mahuad Witt, (electo presidente del Ecuador para el periodo 1998-2002 y derrocado en enero de 2000), ganó por un estrecho margen las elecciones. álvaro Noboa, candidato derrotado, solicitó un recuento de votos que el tribunal electoral lo denegó.
Durante la campaña tuvo el apoyo de poderosos financistas tales como Fernando Aspiazu Seminario, Banco del Progreso; Danilo Carrera Drouet y Guillermo Lasso Mendoza, Banco de Guayaquil; Ernesto Noboa Bejarano; Ernesto Estrada (Hijastro de Luis Noboa Naranjo y, en esa época yerno de León Febres Cordero); Fuad Dassum; Jabonería Nacional; Bebidas Gaseosas; Oswaldo Zavala Egas; Jhonny Czarnwinsky, Mi Comisariato; La Universal. En este enlace se puede ver la tabla de auspiciantes de dicha candidatura en su momento.
También Mariano González Portés, Ingenio San Carlos; Oscar Orrantia; Segundo Wong, Reybanpac/Fertisa; Plywood; Pronaca; Coca Cola Guayaquil; Grupo Fidel Egas (Banco del Pichincha/Diners); Olga de Eljuri y Roque Sevilla, entre otros. Y a pesar de que Ramón Yulee, firmaba como tesorero de campaña, Eduardo Mahuad Witt, hermano de Jamil era el recolector de fondos.
Así, entre Danilo Carrera Drouet (emperador del Comité Olímpico Ecuatoriano, presidente del Directorio del Grupo Financiero Guayaquil, Gerente del Banco Central, titular del Ministerio de Industrias, durante la última dictadura militar, y Presidente de la Junta Monetaria en el interinato de Fabián Alarcón) y Guillermo Lasso Mendoza, actual candidato a la Presidencia de la República, los dos principales del Banco de Guayaquil en esa época, sumaran 1.027 millones de sucres como aporte a esa campaña electoral.
Fernando Aspiazu Seminario fue el mayor contribuyente con tres millones cien mil dólares. Y fue tan evidente que el ahora ex-banquero y Mahuad fueron multados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) por haber contribuido ilegalmente.
Aún así, nada pudo detenerlo y, con semejante apoyo, quebró una docena de bancos y similar número de instituciones financieras. Mahuad expidió una ley de salvataje que destinó recursos del Estado para atender los problemas de los bancos privados quebrados que financiaron su campaña electoral. Esta crisis provocó, entre otras cosas, la emigración de compatriotas a España e Italia.
En noviembre de 1998, Filanbanco, matriz del quinto grupo financiero más importante del país presentaba problemas de liquidez y de solvencia, por lo que el gobierno impulsó una tarea de salvataje a la que se sumaron los bancos de Préstamos, Tungurahua y Finagro.
Después de la caída de Filanbanco y de otros bancos pequeños, se produjo la del banco de El Progreso, considerado el segundo banco del país por el tamaño de sus activos, y una de las instituciones más rentables.
Para evitar que todo el sistema financiero colapsara, el gobierno optó por congelar los depósitos. El resultado fue una situación de insolvencia en la mayor parte del sistema financiero y la desconfianza en el sucre.
Jamil Mahuad llevó al país a una de las peores crisis económicas de todos los tiempos. El exceso de impresión de billetes para afrontar las obligaciones contraídas por el Estado disparó la cotización del dólar a niveles nunca antes vistos, momento en el que adoptó el dólar estadounidense en sustitución del sucre, con un cambio que pasó de 4.500 a 25.000 sucres.
Mientras tanto los “descendientes de estatua”, como los llamaba Asaad Bucaram, los dueños de los medios privados de comunicación, seguían hablando de honestidad para dar falsas lecciones de moral.
Jorge Núñez, en el libro “Bancos y Banqueros”. De Urbina Jado a Aspiazu, Editorial El Conejo, 1999, decía que “A lo largo del siglo XX, los escándalos de la banca privada han sacudido la conciencia de sucesivas generaciones de ecuatorianos».