Si Estados Unidos se sentía cómodo con el gobierno «revolucionario y nacionalista» de Guillermo Rodríguez Lara, con su sucesor, la Junta Militar, la complacencia fue mayor.
Los cables diplomáticos recientemente filtrados por WikiLeaks, en la época de Henry Kissinger, van desde 1973 hasta 1976, por lo que cubren casi toda la administración de Rodríguez, quien presidió una dictadura tras derrocar a José María Velasco Ibarra.
La Junta Militar estaba conformada por las tres cabezas de cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas: Alfredo Poveda, por la Armada; Guillermo Durán, por el Ejército; y Luis Leoro, por la Aviación. Ellos asumieron la Función Ejecutiva de Ecuador el 11 de enero de 1976, por lo que la filtración abarca un corto período de su administración, pero puede notarse la influencia que buscaba Washington con los nuevos gobernantes. La Embajada evalúa cada uno de los movimientos y califica a todos los dirigentes como «pro norteamericanos».
En los primeros días de enero de aquel año, la Embajada en Quito ya informa en Washington sobre movimientos al interior del Gobierno. «Informes recibidos por la Misión sostienen que los tres jefes de las ramas de las FF.AA. al parecer coincidieron ayer en que el presidente Rodríguez debe ser removido, pero no estaban de acuerdo en una fórmula para su sucesor. Los rumores son que los jefes no han podido ponerse de acuerdo sobre qué persona debe sustituir al presidente», informa el embajador Robert Brewster el 9 de enero.
El diplomático agrega que los rumores sobre el cambio de mando recorren todo Quito y que las discusiones se centran en quién debe reemplazar a Rodríguez Lara. Al siguiente día el representante estadounidense describe el escenario en Ecuador y por primera vez menciona una «crisis política».
«Los reportes de que el Comando Conjunto y oficiales militares de alto rango de las Fuerzas Armadas han decidido remover a Rodríguez como presidente parecen válidos, a pesar de anuncios oficiales de que no habrá cambio de gobierno. Informes de las personas allegadas a los actores principales dicen que una Junta reemplazaría al gobernante, pero su composición es objeto de controversia».
El 11 de enero, la Embajada emite un reporte notificando el cambio de mando y realiza una descripción pormenorizada de los hechos. Su primer informe se centra en el almirante Alfredo Poveda, quien era ministro de Gobierno de Rodríguez Lara y máximo jefe de la Marina.
Esos cargos le habían dado una cercanía especial con la Embajada, no solo por la compra de armas para la Policía, encargada de enfrentar a la disidencia y al narcotráfico, sino también porque la Armada manejaba temas clave para Estados Unidos: «guerra del atún» y petróleo. A eso se suma que visitó Washington para comprar dos destructores.
De hecho, ya en marzo de 1974 Brewster notifica que Poveda es la única figura capaz de sacar del poder a Rodríguez y califica a la Marina como la entidad más influyente en el gobierno militar.
Con ese antecedente, el embajador escribe: «Poveda es favorable hacia Estados Unidos, el sistema de libre empresa y la democracia al estilo occidental. Él es el más inteligente y capaz del triunvirato. Durán, quien comanda de lejos la rama más poderosa de las Fuerzas Armadas, se considera con una habilidad limitada, autoritario y con una fuerte personalidad. Él ha sido considerado pro Estados Unidos y conservador, pero recientemente ha habido reportes de que se ha estado adoctrinando o adoctrinado por algunos izquierdistas ecuatorianos. Estos informes, sin embargo, pueden haber sido generados por sus rivales en las Fuerzas Armadas. Leoro se considera un poco antagónico hacia EE.UU. y es el más débil de los tres individuos».
Brewster alerta sobre la existencia de una rivalidad entre Leoro y Durán. Para él, eso podría ser el principal foco de desestabilización del régimen. Sin embargo, el diplomático informa a Washington que «la opinión inicial de la Embajada es que el cambio de gobernantes militares debe tener pocos efectos de las políticas de Ecuador hacia Estados Unidos o a nuestros intereses en Ecuador».
El representante norteamericano supone que como «el triunvirato está firmemente en control», también asume que la cuestión del reconocimiento «no se levantará». Efectivamente, Estados Unidos reconoció al nuevo gobierno, aunque tal acción tomó unos días.
Cuando el 14 de junio la Junta Militar ofrece su primera rueda de prensa y presenta a Poveda como el presidente del triunvirato, el embajador hace un recuento de sus declaraciones. Y al final del cable muestra su principal preocupación: «En el contexto del nombramiento de René Vargas como ministro de Recursos Naturales (quien era director de la empresa estatal de petróleo durante la implementación de políticas dañinas para empresas de Ecuador y Estados Unidos), la Embajada espera que Poveda mantenga las recientes decisiones de cambio del Gobierno para dar más luz a la política petrolera. Reportes sobre Poveda informan que él será cuidadoso sobre las ideas no realistas de Vargas sobre el petróleo, por lo que lo tendrá bajo revisión».
Al siguiente día, la representación diplomática envía una biografía de los integrantes del triunvirato, un mecanismo que replicaría también con los nuevos ministros.
«Poveda es ampliamente considerado como el más capaz y más inteligente de los tres miembros del Consejo Supremo», señala el informe. El texto asegura que Poveda fue el militar más interesado en reconstruir las relaciones entre Ecuador y Estados Unidos, luego de la «guerra del atún». Además, recuerda la decepción que se llevó el almirante cuando Washington le negó las armas que él quería comprar. Pese a eso, se indica que «Poveda es probablemente el más pro americano de los tres miembros del Consejo Supremo, pero por razones pragmáticas más que ideológicas, es decir, se da cuenta de que Ecuador necesita asistencia extranjera, tanto para el equipamiento y entrenamiento militar como para el desarrollo económico y ayuda técnica. Aunque nacionalista, es receptivo, tanto para la empresa privada como a inversiones extranjeras. Si la actitud de EE.UU. es negativa con la asistencia para Ecuador, él probablemente se verá forzado a reevaluar su posición, tanto por las otras ramas de las Fuerzas Armadas como por sus oficiales subordinados en la Armada. Él ha sido personalmente amable con los americanos; y disponible y receptivo para nuestros enfoques. Su disgusto y desconfianza hacia Durán pueden ser fácilmente un factor de desestabilización, el cual está compuesto por la debilidad de la Marina y por el hecho de que sus bases están en Guayaquil, lejos de las montañas de Quito que son custodiadas por las fuerzas de Durán.
Sobre Durán escribió lo siguiente: «Parece haber llegado a la cima gracias a una combinación de liderazgo, astucia y lealtad al hombre (quien fuera en ese entonces) que escribía sus informes de eficiencia. No es considerado por sus colegas militares (que serían sus rivales) o las mentes políticas ecuatorianas como un dotado intelectual y ha sido descrito por algunos como arrogante».
La Embajada cita una declaración de Durán, quien supuestamente afirmó que los militares deberían estar 20 años en el poder para poner fin a la influencia de la oligarquía.
«Durán es, sin duda, de línea dura en la disciplina y probablemente será un defensor de fuertes sanciones contra los alborotadores, ya sean estudiantes, líderes sindicales que provocan huelgas, los medios informativos, políticos o incluso, posiblemente, la comunidad empresarial. Fue antes considerado políticamente conservador, bastante amable hacia EE.UU. y receptivo a nuestros enfoques, pero recientemente hemos tenido informes de su coqueteo con los izquierdistas. Una explicación de estas historias, de gente favorable a EE.UU. y cercana a él, es que esto inició la lucha dentro de las Fuerzas Armadas para reemplazar al presidente Rodríguez Lara. Si la izquierda lo ha adoctrinado, o ha solicitado su apoyo, o si ha cambiado su actitud hacia EE.UU., o simplemente ha adoptado un enfoque más nacionalista, no se conoce».
La biografia de Leoro Franco es más modesta debido a que era el menos influyente de los tres integrantes del triunvirato. «Oficiales militares de la Embajada lo consideran ambicioso (…) también ha sido descrito como ocasionalmente autoritario. No sabemos de actitudes políticas particulares suyas. Anteriormente en su carrera fue descrito como fuertemente pro estadounidense, una actitud que ahora parece haber desaparecido. Creemos, sin embargo, que puede ser una cosa personal, más que profesional o ideológica. Nuestras relaciones con la Fuerza Aérea Ecuatoriana son buenas».
EL TRIUNVIRATO MILITAR QUE ORGANIZÓ EL RETORNO A LA DEMOCRACIA
El gobierno de Guillermo Rodríguez Lara trajo una época de estabilidad que el Ecuador del siglo XX no había visto en décadas. Tras los sucesivos derrocamientos de José Velasco Ibarra, el país se había acostumbrado a gobiernos de máximo tres años de duración. De hecho, contó con el apoyo de algunos sectores de la izquierda y de figuras que colaboraron en su gestión.
Rodríguez estuvo a un mes de cumplir los cuatro años, en un período que la propia Embajada norteamericana calificó como de «estabilidad sin precedentes».
El difícil contexto internacional (ascenso de Augusto Pinochet, tensiones limítrofes con Perú, «guerra del atún»), los constantes disturbios populares -sobre todo en Guayaquil-, la inflación y la corrupción no parecían afectar al régimen.
Realmente quienes sacaron del poder a Rodríguez Lara fueron su propios compañeros militares, pero especialmente Alfredo Poveda, quien era su ministro de Gobierno y máxima autoridad de la Marina.
Pocos días después del ascenso del triunvirato militar, presidido por Poveda, la Embajada norteamericana explica al Departamento de Estado que las FF.AA. y la oligarquía son los poderes dominantes en Ecuador: ponen y sacan gobiernos.
El 15 de enero de 1978 se celebró una referendo para que los ecuatorianos decidieran entre dos textos constitucionales: uno completamente nuevo o la carta magna de 1945 con modificaciones. Ganó la primera tesis.
Los militares prohibieron las candidaturas de Bucaram, Velasco Ibarra y Carlos Julio Arosemena Monroy. Las elecciones presidenciales se efectuaron en junio de 1978 y la segunda vuelta fue el 29 de abril de 1979. En los comicios resultó electo Jaime Roldós Aguilera, de la alianza CFP-Democracia Popular (DP).
Roldós se posesionó el 10 de agosto de ese año, lo que significó el regreso a la democracia en Ecuador. Él murió en el ejercicio del poder en 1981.