Estocolmo.- Estocolmo ultima los preparativos para la boda de mañana de la princesa heredera Victoria de Suecia y su prometido, el empresario Daniel Westling, que reunirá a la realeza europea y pretende tener un sello ecológico.
La Casa Real sueca ha resaltado que atendiendo a razones medioambientales, durante los festejos no se lanzarán fuegos artificiales, ni globos ni confeti, por deseo expreso de los novios.
La boda «verde», como la han bautizado algunos medios suecos, culmina una historia de amor que comenzó en 2001, cuando Daniel, de 36 años, era entrenador personal de Victoria, cuatro años menor, en un gimnasio de Estocolmo.
La relación fue recibida con escepticismo por familiares y amigos, especialmente por el rey Carlos XVI Gustavo, debido al origen modesto de Daniel, pero tras años de especulaciones, el compromiso oficial de la pareja se anunció en marzo del año pasado y un mes después se fijó el día de la boda.
La elección de la fecha no es casual, ya que existen varios precedentes de bodas ese día en la historia de la familia real sueca, el más reciente, en 1976, la de los padres de Victoria, los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia.
A la ceremonia -que se celebrará en la catedral de San Nicolás y será oficiada por el arzobispo Anders Wejryd, cabeza de la Iglesia Luterana sueca- están invitadas unas 1.100 personas, aunque sólo la mitad acudirán luego al banquete nupcial en Drottningholm, al que precederá un paseo de los novios en carroza descubierta por el centro de Estocolmo.
Victoria estará acompañada por toda su familia, incluida su hermana menor, la princesa Magdalena, quien reapareció hace dos días en una cena oficial tras dos meses fuera de la atención pública por la ruptura con quien fue su novio durante ocho años y prometido, Jonas Bergström, una historia turbia que ha desestabilizado a la Casa Real y restado protagonismo a la boda de la heredera.