Miles de estudiantes salieron a las calles de una veintena de ciudades, entre ellas Roma, Milán, Turín, Bolonia, Pisa y Palermo, para expresar su oposición al alto costo de los libros, la privatización de las escuelas públicas y la mercantilización del conocimiento.
Los manifestantes de la capital italiana, la mayoría de ellos de enseñanza secundaria, abandonaron sus centros escolares para marchar en grupos hasta la zona de Porta San Paolo, alejada del centro, desde donde partieron hacia el Ministerio de Educación.
Las organizaciones escolares acusaron a la policía de haber hecho uso excesivo de la fuerza y alejado a los manifestantes con gases lacrimógenos.
De acuerdo con comités estudiantiles, en la norteña ciudad de Turín unos 20 jóvenes resultaron golpeados en los choques con los agentes, mientras en Milán, también en el norte, otros 10 sufrieron contusiones.
Durante las marchas, los jóvenes denunciaron que las políticas de austeridad del primer ministro, Mario Monti, y de la Unión Europea, cierran el derecho a la educación y al trabajo a millones de jóvenes.
El decreto ley de revisión del gasto público aprobado por el Ejecutivo tecnócrata de Monti en julio, prevé, entre otras cosas, el aumento de las tasas universitarias en dependencia de la renta familiar para aquellos estudiantes que no aprueben el curso en un año académico.
En Milán, los cortejos estudiantiles marcharon hacia la sede de la región de Lombardia bajo el lema «contra el proyecto de privatización de la escuela y la política de la educación pública del Gobierno».
Según los organizadores, cerca de mil 500 estudiantes se manifestaron en Bolonia, mientras en Pisa también se vivieron momentos de tensión cuando los jóvenes intentaron entrar en la sede de la administración del distrito.