Las percepciones sobre los refugiados colombianos suelen ser negativas, y esto se evidencia en el trato que recibían desde que empezaron a inmigrar al Ecuador.
José Manuel Sierra es un ciudadano colombiano refugiado en Ecuador desde hace 10 años. Según él, hace algún tiempo era complicado acceder a los servicios básicos y difícil encontrar un lugar donde vivir, entre otras adversidades. “Si uno iba a un banco a cobrar un cheque no le permitían cambiarlo. Hace algún tiempo se sentía esa resistencia, no le permitían hacer nada con la visa de refugio”.
Según la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), en Carchi viven 5.000 refugiados y 2.500 están dentro del proceso que se requiere para obtener la visa de refugiado.
“Los medios de comunicación exageran y atribuyen actos delictivos que hablan generalmente sobre los refugiados y no hacen aclaraciones sobre los casos delictivos donde se menciona a la gente que vive alrededor de un refugiado”, comenta Sierra.
En la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas de 1951 se definió a los refugiados como “aquellas personas que huyen legalmente de su país debido a un temor bien fundado de ser perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas».