Hoy el presidente regional Carles Puigdemont mantiene con nerviosismo a toda España, con su comparecencia a las 18h00 locales ante el Parlamento catalán donde se tiene la expectativa de que haga una declaración unilateral de independencia de Catalunya, en base al referéndum no autorizado por el gobierno español que se realizó el 1 de octubre. No obstante también se ha mencionado que en su discurso presentaría su renuncia o pediría un nuevo diálogo con el gobierno español, en especial luego de que algunas empresas hayan salido de sus sedes en Barcelona, lo cual ha traido incertidumbre económica. Cabe destacar que Barcelona representa el 16% de la población española y un 19% de su Producto Interior Bruto, de allí que su salida sea sumamente compleja de realizar.
Desde el gobierno más allá de la legitimidad o no de la postura de Puigdemont quieren resaltar que esta situación constituye una rebelión contra el Estado de derecho. Sobre la mesa está la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que prevé la suspensión del autogobierno de Cataluña, restaurado tras la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), o incluso decretar un estado de emergencia en la región. En los últimos 100 años, el gobierno catalán ha proclamado en dos ocasiones la independencia, sin que llegara a materializarse. El primero en hacerlo fue Francesc Macià en 1931, y el segundo Lluís Companys, en 1934, lo que le costó ir a la cárcel. Las apelaciones al diálogo proliferan por Catalunya, España y Europa ante un choque institucional que profundizaría la división en la sociedad catalana, partida casi por la mitad sobre la cuestión. «No nos podemos permitir poner en peligro ni la cohesión social ni las instituciones catalanas», dijo el lunes la alcaldesa de Barcelona, la izquierdista Ada Colau, pidiendo a Puigdemont no declarar la independencia.
Fuente: El Telégrafo