Un sacerdote de la provincia argentina de Córdoba que había apoyado la ley de matrimonio gay aprobada en 2010 fue expulsado de su estado clerical de la Iglesia católica, informó el Arzobispado del distrito.
La ley de matrimonio gay argentina, la primera en América Latina, fue tenazmente rechazada por la Iglesia Católica, culto mayoritario en el país, en una ofensiva que lideró el ahora Papa Francisco, entonces arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina.
José Nicolás Alessio, quien había sido suspendido de su función en 2010, ha sido penado con la dimisión del estado clerical y por ello ya no no está vinculado en adelante a las restantes obligaciones conexas, señaló en un comunicado el Arzobispado de Córdoba (700 km al norte).
Permanece excluido de todo el ejercicio del sagrado ministerio, añadió la nota, que aclaró que esta dimisión no está sujeta a ningún recurso.
Alessio expresó su rechazo a la sanción al señalar que más de 30 años al servicio del pueblo de Dios no ha significado nada para la Iglesia Católica; bastó que opinara distinto al Arzobispado para que me echaran, según la prensa del distrito.
Al ser suspendido hace tres años, Alessio había dicho que «es una Iglesia monárquica, cerrada y autoritaria a la que ya no quiero pertenecer».
«No seamos ingenuos: No se trata de una simple lucha política, es la pretensión destructiva al plan de Dios», sostuvo Jorge Bergoglio, hoy pontífice, en una carta previa a la aprobación de la ley entre personas del mismo sexo.
En los dos primeros años de vigencia de la ley, entre julio de 2010 y el mismo mes de 2012, unas 6.000 parejas homosexuales se casaron en Argentina, según la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT).
El año pasado, Argentina aprobó además una ley de identidad de género que autoriza a travestis y transexuales a registrar sus datos con el sexo elegido.
Uruguay se ha convertido esta semana en el segundo país latinoamericano en contar con una legislación que autoriza el casamiento entre personas del mismo sexo.