El número de recursos pedagógicos en las aulas es determinante en el rendimiento de los estudiantes dentro de las asignaturas de las ciencias exactas (Matemáticas, Física y Química), según los ex profesores de quienes reprobaron el propedéutico en esas asignaturas en la Universidad de Guayaquil .
En los primeros resultados académicos de los preuniversitarios, más del 60% no pasó al primer año en escuelas como Administración y Medicina. En esas escuelas los docentes coincidieron en que los alumnos que llegaron de la educación pública presentaron dificultades para aprobar en ciencias exactas.
La conclusión que sacaron los profesores de Matemáticas, Física y Química, tanto de planteles particulares como fiscales, fue que deben reinventar recursos pedagógicos para hacer atractivas las horas de clases.
Héctor Ramírez, profesor de Química del colegio José Pino Icaza, uno de los centros con estudiantes que reprobaron el pre en Medicina, explicó que ellos aprenden más de la materia a través de la teoría.
En el laboratorio de Química la mayor parte de las probetas y elementos de cristal fueron entregados por el entonces Ministerio de Educación y Cultura hace casi 20 años y desde entonces no han sido renovados.
En el colegio Alfonso Aguilar, aunque hay un laboratorio, falta presupuesto para comprar los reactivos para los experimentos. Su vicerrectora, Lucía Erazo, quien también imparte Química en el plantel, solicitó más apoyo del Estado en este aspecto “para aumentar el interés de los estudiantes”.
En el Batalla de Tarqui, además de la falta de laboratorios, una de las aulas no va con el reglamento de la Ley General de Educación vigente, que señala que deben ser rectangulares. El el perímetro de 14 m. es triangular.
Colón Hidalgo, quien da la clase de Física en este espacio, tiene como único apoyo un libro de la asignatura.
“Ninguno de mis estudiantes utiliza un texto de apoyo”, aseveró.
Alba Toledo, subsecretaria de Calidad Educativa de esa cartera de Estado, reconoció que hay deficiencias en el nivel de bachillerato, pero indicó que en el actual régimen hay programas que buscan cambiar esa realidad.
Toledo aseveró que hay un aumento de inversión para el sector educativo que pasó del 1,8% del PIB en el 2000, a 3,5% en 2008, “y el bachillerato recibe más que lo que va a educación inicial y básica”, afirmó, sin precisar cifras.
David Vélez, profesor de Matemáticas del Colegio Particular Politécnico (Copol), explica que en los actuales momentos la tecnología es indispensable en la enseñanza.
En el colegio COPOL, como parte de sus recursos académicos, tienen pizarras electrónicas y proyectores, disponibles en dos aulas para la sección de bachillerato, que permiten interactuar con presentaciones en formato digital y llamar la atención del estudiante.
Para Vélez, un error recurrente es la enseñanza descontextualizada de las ciencias exactas. “Hay docentes que no indican a los estudiantes cómo pueden aplicar los conocimientos en la vida cotidiana”, manifestó.
Mario Luces Noboa, profesor de la ESPOL, indicó que no necesariamente la falta de recursos es sinónimo de mala enseñanza. “A la larga es el docente quien debe poner interés en el estudiante”.