Guillermo Sarmiento, quien trabaja en una concesionaria de vehículos, aún recuerda la primera vez que se subió a un articulado de la Metrovía, en enero de 2008. Para ese entonces, el sistema tenía casi año y medio de funcionamiento.
El joven trabajador se dirigía hacia la Caraguay, pero no pudo completar el viaje. Una marcha liderada por el alcalde Jaime Nebot hizo que los articulados debieran desviarse antes del paradero de Boca 9.
Actualmente, Sarmiento hace uso de la Troncal 3 de este sistema de transporte. “Ya a estas alturas estoy acostumbrado a todo, aunque no dejan de ser fastidiosas las aglomeraciones, sobre todo en época de lluvia”.
Aunque en una ocasión debió esperar hasta dos horas por un articulado, Sarmiento reconoció que se siente más seguro en estos vehículos que en el transporte urbano tradicional. “Siendo justos, se paga lo mismo por un servicio que es ligeramente más eficiente”, sentenció.
Tránsito en carril exclusivo
Desde los primeros meses de funcionamiento, el sistema de transporte implementado por el Municipio de Guayaquil ha sido objeto de cuestionamientos en cuanto al número de unidades, demora en las frecuencias y seguridad ciudadana.
Incluso, en septiembre de 2006, se realizó una protesta en el Guasmo por una persona que murió tras ser atropellada por uno de los articulados. La víctima, según testigos, intentó cruzar por el carril de la Metrovía pasando por sobre las rejas de seguridad, pero se enredó, cayó hacia adelante y fue impactado en la cabeza por un bus.
Para Leopoldo Falquez, gerente general de la Fundación Metrovía, se ha mejorado el sistema conforme se han presentado los inconvenientes y las quejas por parte de la ciudadanía.
A través de buzones en las terminales y paraderos, y su página web, la entidad ha receptado un total de 7.694 denuncias entre 2009 y 2011. La mayoría de las observaciones ha sido dirigida contra los conductores (416) y taquilleros (259).
“Es cuestión de ir educando a los usuarios sobre sus deberes y derechos… para el impacto que hubo a inicios de este servicio se ha evolucionado bastante sobre la marcha”, aseguró Falquez.
Sobre el tema del hacinamiento de las unidades, particularmente en las horas pico, Falquez afirmó que lo que provoca que estas estén al límite de su capacidad (190 personas) no es la falta de vehículos sino el tránsito.
Entre las 06:00 y 08:00, y 17:00 a 19:00, son lapsos en los que se registra el mayor número de usuarios y esto provoca que prácticamente no se puedan mover mientras se trasladan de un paradero a otro.
Las cifras proporcionadas por la Fundación Metrovía indican que la oferta fue incrementándose conforme a la confirmación de la demanda real, según el sector. Por ejemplo, en la troncal 1 (Río Daule – Guasmo) se aumentaron 10 articulados tras el primer año de servicio.
“Es en el momento en que se irrespetan las señalizaciones que indican exclusividad para el tránsito de nuestras unidades cuando se retrasan las llegadas y el número de pasajeros en los paraderos se eleva”, afirmó Falquez.
En este aspecto, se han mantenido conversaciones con la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) para que se haga respetar el carril exclusivo de la Metrovía. Un control que da pocos resultados, especialmente, en las avenidas Carlos Julio Arosemena, Domingo Comín, Roberto Serrano y Adolfo H. Simmonds.
En un recorrido realizado por este diario, se constató la poca colaboración de algunos choferes en evitar el uso del carril de la Metrovía. Incluso se pudo observar a vehículos con placas de color oro (uso de entidades públicas) y verde (uso municipal o prefecturas).
Seguridad ciudadana
Las campañas que circulan en el circuito cerrado de televisión de la Metrovía, con las imágenes de presuntos delincuentes, son, según la Fundación, la muestra de la efectividad en cuanto a las denuncias presentadas por la ciudadanía.
Según cifras y cámaras de vigilancia, el número de robos reportados bajó de 52 a 11, entre 2010 y 2011. Sin embargo, se consideran como puntos críticos las rutas alimentadoras que tienen que cubrir las zonas de Sauces, Guayacanes, Guasmo y Bastión Popular.
Orlando Jácome, jefe de Operaciones de la Policía, no descartó el hecho de que estas zonas sean las más vulnerables. “Los fines de semana y los días de quincena son, también, los momentos en que los delincuentes buscan actuar con mayor fuerza en el transporte urbano”, refirió Jácome.
Para controlar la seguridad en las rutas de la Metrovía, la Policía debe actuar en nueve distritos a la vez, en rondas que cubren las 24 horas.
Pese a que la guardianía privada de este sistema de transporte masivo trabaja en conjunto con la Policía, se registran asaltos a mano armada en las rutas alimentadoras.
Al respecto, el gerente general de la Fundación Metrovía indicó que se está intentando conseguir recursos para implementar un sistema de audio dentro de los buses alimentadores.
Esto permitiría detectar el momento preciso en que se registre un asalto, para poder emprender una asistencia más inmediata por parte de la Policía. “Casualmente estamos probando este sistema en las rutas de Bastión Popular y, según los resultados, podremos hacer un estimado de lo que se requeriría invertir”, dijo Falquez.
La implementación oficial de esta tecnología dependerá, además, de los recursos económicos que sean asignados.
Torniquetes en alimentadores
En la Defensoría del Pueblo de Guayas apenas se han recibido 10 denuncias contra el servicio de la Metrovía desde 2009.
María José Fernández, titular de este despacho, informó que se programará una reunión preliminar con la CTE y la Fundación Metrovía para tratar el tema de los torniquetes en los buses alimentadores.
Según los artículos 35 y 47 de la Constitución, la existencia de estos aparatos transgrede los derechos de los usuarios que tienen algún tipo de discapacidad física.
“También abordaremos el tema del control en el límite de capacidad de los articulados, debido a que el hacinamiento, en cambio, no respeta el derecho a un buen servicio público”, afirmó Fernández.
Entre las quejas recibidas por la Defensoría del Pueblo se encuentra también el servicio que prestan los taquilleros y la pericia de los choferes de los articulados.