El ministro de Relaciones Laborales, Richard Espinoza, acudió este jueves a la Fiscalía del Estado para rendir su declaración libre y sin juramento de los hechos registrados el pasado 30 de septiembre en el Hospital de la Policía Nacional, donde un grupo de uniformados sublevados mantuvo retenido al presidente de la República, Rafael Correa.
Espinoza rinde su versión ante el fiscal Luis Henríquez, quien también llamó a declaración (en diferentes horarios) a otros ministros y funcionarios de Estado como Patricio Rivera, de Finanzas; Ricardo Patiño, de Relaciones Exteriores; Gustavo Jalkh, del Interior; y Fernando Alvarado, secretario Nacional de Comunicación.
El día de la insurreción, el ministro Espinoza permaneció desde las 15:00 hasta el momento del rescate del mandatario. El sostiene que los policías mantuvieron rodeado el hospital para evitar la salida del jefe de Estado. Señaló que en todo momento la vida de Correa estuvo en peligro.
“Definitivamente (fue un secuestro), no se podía salir de ahí siempre hubo la posibilidad de que esas personas ingresaran y quièn sabe què hubiera pasado”, dijo a periodistas.
Relató que los sublevados tenían rodeado todo el hospital. “Estabamos totalmente rodeados y en el momento en que el presidente se aprestaba a salir no es que salió en medio de fuegos artificiales, salió en medio de una balacera. Comenzaron a dispararnos por todos los lados del hospital, se rompió una ventana aledaña a la habitación del presidente, todo el hospital estuvo lleno de gas lacrimogeno. Los hechos son evidentes, no hay como tapar el sol con un dedo”, dijo al señalar que la actitud del presidente fue no firmar nada bajo presión.
Aseguró que la supuesta calle de honor conformada por policías se trataba en realidad de una emboscada porque esa misma gente repelió a simpatizantes del mandatario que acudieron a apoyar su rescate.
Reiteró que las balas contra el hospital provenían de francotiradores y uniformados desde puntos indeterminados.