La selección de fútbol de Francia volvió a entrenar el lunes con vistas a su último partido del Grupo A del Mundial en el que enfrenta a Sudáfrica, un día después de boicotear una sesión en solidaridad con el delantero Nicolas Anelka, expulsado de la copa.
Todos los jugadores franceses acudieron a la cancha en el campo de entrenamiento en Knysna, Cabo Occidental, y se prepararon normalmente para su último entrenamiento antes del partido del martes en Bloemfontein.
A los periodistas se les pidió abandonar el lugar tras 15 minutos pero un portavoz del equipo dijo que la sesión se realizó normalmente.
La prensa francesa criticó con desdén a «Les Bleus» el lunes, culpando a los jugadores, al entrenador y la federación francesa de una crisis que todos coincidieron en que el hecho avergonzó al deporte y a la nación.