Eran las 23:00 del sábado y en la comunidad de Tanguarín, de la parroquia San Antonio de Ibarra, nadie dormía. Las piedras y la gran cantidad de agua que descendía y se filtraba por todos lados hacían un escándalo.
Con angustia y desesperación los más de 3.000 vecinos de ese sector evacuaron sus casas e intentaron salvar sus enseres. “En menos de tres minutos el agua me llegó a la cintura. Por eso decidí cargar a mi hijo de dos años y salir de la casa”, narró Cristina Piñan, moradora del barrio Las Parcelas, de Tanguarín.
Minutos más tarde arribó el equipo de rescate de la Policía Nacional hasta el lugar, tras recibir decenas de llamadas de auxilio, según informó el teniente René Morales. “En algunas casas el agua llegaba hasta el techo. Lo único que podíamos hacer es precautelar la vida de las personas y esperar que el caudal baje”, comentó el oficial.
Según los socorristas del cuerpo de bomberos de Ibarra, tan solo dos horas de intensas lluvias bastaron para que el caudal de las aguas que descienden del volcán Imbabura, por la quebrada Tanguarín, se incrementara, lo que convirtió a las calles de la localidad en verdaderos ríos y a las casas en piscinas. El sistema de agua potable y alcantarillado colapsó. Los sumideros no soportaron el volumen de agua y se taponaron.
Teresa Rodríguez, completamente empapada por el agua que descendía por las laderas contiguas a su casa, ubicada en el barrio La Compañía de Jesús, dijo que este problema se repite todos los años. “Queremos que el Municipio construya muros de contención para que las aguas ya no inunden nuestras casas. Cada mes de abril aquí los pobres somos los más perjudicados”, comentó.
Jorge Terán, secretario provincial de Gestión de Riesgos, informó que al menos 17 viviendas se inundaron a causa del desbordamiento de las quebradillas que alimentan la quebrada seca de Tanguarín, por donde habitualmente desciende un riachuelo. Se calcula que más de 100 personas de esta localidad son las primeras afectadas por el invierno en la provincia de Imbabura.
Además, el paso vehicular de hormigón, que hace menos de un año fue reconstruido por el Gobierno Provincial de Imbabura, ubicado bajo el puente Amarillo, en el centro de Tanguarín, nuevamente fue destruido por la fuerza del agua y las grandes rocas. Por ello el acceso a algunas propiedades en la zona es únicamente peatonal.
Ya en la mañana, con la luz del día, fue posible apreciar la verdadera magnitud del desbordamiento. Las huellas de humedad en las paredes de las casas afectadas mostraron hasta qué nivel ascendió el agua. “Desde las 11 de la noche de ayer (sábado) estamos en pie.
Tenemos miedo de que se repita la tragedia de hace un año. Así que no vamos a poder dormir”, manifestó Oswaldo Díaz, dirigente del barrio Santo Domingo. La Secretaría de Riesgos ha advertido que ahora los efectos del invierno se verán en la Sierra.