Luego de la sublevación policial del 30 de septiembre –considerado el hecho más destacado de 2010- existe una redefinición del panorama político ecuatoriano, “pues la oposición más radical e irreflexiva ha quedado desnudada”, dijo el analista e historiador Juan Paz y Miño.
Paz y Miño realizó un balance político del año que concluye y una proyección de 2011, año en el que, señaló, el Gobierno tendrá que profundizar las políticas sociales, “la afectación a los sectores de mayor poder económico, y concentradores de la riqueza y promover las bases más firmes para una nueva sociedad”.
Para ello estimó que las condiciones económicas son favorables, pues la crisis económica no se profundizó como la oposición esperaba.
Paz y Miño indicó que 2010 la polarización social y política se agudizo en Ecuador. Este era un fenómeno previsible, sostiene, pues desde la campaña presidencial de 2006, las diversas fuerzas sociales comenzaron a alinearse, porque el proyecto político encarnado tanto por la Asamblea Constituyente como por el Presidente Rafael Correa, implicó, a su criterio, la ruptura radical con la economía “neoliberal” y el Estado de Partidos hegemonizado por el partidismo tradicional.
Para el historiador, el Gobierno del Presidente Correa ha implicado un cambio profundo entre el pasado inmediato y el futuro, lo que también ha golpeado los intereses de los antiguos dirigentes corporativistas de distintos movimientos sociales y agrupaciones de intereses particulares. Por eso se explica las “rupturas” con el Gobierno, subrayó.
El punto culminante de la oposición se produjo el 30 de septiembre, manifestó paz y Miño. Dijo que ese día se vio claramente la alineación de las distintas fuerzas.
“Ciertos dirigentes indígenas y de trabajadores, políticos de la derecha o de las agrupaciones tradicionales, líderes sociales “anticorreistas”, fuerzas ocultas en medio de las circunstancias, aprovecharon de la insurrección policial para cuestionar la política gubernamental, sin pronunciarse por la democracia y haciendo el juego a la conspiración política en marcha”.
En los cuatro años de Gobierno la acción se ha orientado en la atención a los sectores menos favorecidos de la población. Este ha sido un factor para que el joven mandatario, economista de profesión, acredite inéditas cifras de apoyo y credibilidad.
Cuatro años con un presidente con tantos problemas, con revueltas de por medio, que tenga un 56 por ciento, es inédito”, dijo Polibio Córdova, director de Cedatos Gallup-Ecuador, en dialogo con ANDES.
Explica que la población ve en el gobernante una persona que toma decisiones, que trabaja para el pueblo, que se preocupa del bienestar general de los pobres, que ha dado facilidades a los marginados para poder financiar sus pequeñas formas de trabajo.
Otros aspectos que han influido en el alto respaldo a Correa ha sido la entrega de subsidios para construcción de viviendas, las mejoras en salud y educación.
“La gente considera que es un presidente que no se deja irrespetar, que toma decisiones, que trabaja incansablemente. Eso ve la gente, compara con otros presidentes, y por eso la gente aprueba”, señala el director de Cedatos.
Sin embargo, de acuerdo a los sondeos de opinión realizados por Cedatos, la gente ve como “malo” que el presidente confronte mucho y que no acepte opiniones que no estén de acuerdo con su forma de pensar; que se enfrente permanentemente a la oposición y a los medios de comunicación, que demuestre una prepotencia no observada en el pasado, que influya en los otros poderes del Estado, que no respete la institucionalidad del país, el incremento de la delincuencia y el desempleo, indicó.
Pérez señala que si bien algún segmento de la población desaprueba el fuerte temperamento del presidente de la República, un gran número de ciudadanos cree que el carácter de Correa es, más bien, un atributo.