Grecia buscará con sus acreedores una solución «viable, justa y mutuamente beneficiosa» al tema de la deuda, declaró este miércoles el primer ministro Alexis Tsipras, quien agregó que el gobierno está dispuesto a «dejar la sangre» para recuperar la dignidad de los griegos.
Tsipras formuló esas declaraciones en la primera reunión del nuevo gobierno, integrado por los partidos Syriza (izquierda radical) y Griegos Independientes (derecha nacionalista).
«Somos un gobierno de salvación nacional, nuestro objetivo es restablecer la seguridad y la dignidad», declaró al iniciar la primera reunión del gobierno.
«Entre nuestras prioridades figura una nueva renegociación para encontrar una solución justa, viable y mutuamente beneficiosa», dijo Tsipras.
«Estamos dispuestos a dejarnos hasta la sangre para recuperar la dignidad de los griegos», agregó.
Alexis Tsipras, 40 años, dijo que él no desea «una ruptura recíprocamente desastrosa» con sus interlocutores, pero que tampoco iba a «continuar la política de sumisión» de su predecesor conservador, Antonis Samaras.
Desde Berlín, el ministro alemán de Economía y vicecanciller, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, pidió al nuevo gobierno griego que sea «justo» con los alemanes y europeos que ayudaron a los griegos con las ayudas concedidas desde 2010, cuando estalló la crisis de la deuda griega.
Primeras medidas
En una primera muestra de la determinación del gobierno, el ministro adjunto de la Marina Mercante dijo que el ejecutivo va a «detener» la privatización de los puertos del Pireo, cerca de Atenas, y de Tesalónica (norte), que formaban parte del amplio paquete de privatizaciones impuesto por los acreedores.
Igualmente, el gobierno confirmó que va a parar la privatización de la compañía eléctrica nacional, DEI.
El gobierno de Tsipras quiere además adoptar rápidamente una ley con la que mejorar el nivel de vida de los griegos, en un país donde desde 2009 el PIB se redujo en un 25%.
El ejecutivo quiere elevar el sueldo mínimo, y terminar con la obligación de movilidad en los servicios públicos impuesta por la troika de acreedores (UE, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
Los mercados no reaccionaron muy bien durante este primer consejo de ministros. La bolsa de Atenas caía más de un 6%, arrastrada especialmente por los cuatro principales bancos del país (Banco Nacional, Banco del Pireo, Alpha Bank y Eurobank), que perdían alrededor de un 20%.
El rendimiento del bono griego a diez años, de referencia en el mercado, superaba el umbral del 10%, frente al 9,47% la víspera.
En Bruselas, Fráncfort y otras capitales europeas, los dirigentes esperan impacientes el detalle sobre los términos que quiere el gobierno griego negociar la reducción de su deuda pública, que ronda el 175% del PIB.
El jueves, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, se reunirá con Tsipras, y el viernes hará otro tanto el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
El presidente francés, François Hollande, ha invitado a Tsipras a París antes del próximo Consejo europeo, que tendrá lugar a mediados de febrero.
En una entrevista al diario francés Le Parisien de este miércoles, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, excluyó una «ruptura» entre la Comisión europea y las nuevas autoridades griegas.
El comisario explicó que lo que quiere es una Grecia que «repunte, que cree crecimiento económico y empleo, reduzca las desigualdades, enfrente su deuda y se mantenga en la zona euro».
Desde 2010, Grecia acordó con la troika dos planes de rescate, de un total de 240.000 millones de euros, a cambio de numerosos recortes (bajadas de sueldos y pensiones, subidas e introducción de impuestos) y reformas estructurales (como las privatizaciones).
Después de seis años de recesión, Grecia volvió a crecer en 2014, pero tiene un desempleo superior al 25%, el más alto de la Eurozona.
En diciembre, la Eurozona decidió prolongar dos meses al rescate, hasta finales de febrero. Para entonces prevé prestarle a Atenas un último tramo de 7.000 millones de euros, con la condición de que sigan las reformas y el estricto régimen presupuestario en vigor.