En las calles Tungurahua y avenida Nueve de Octubre, el intendente de Policía del Guayas, Julio César Quiñónez, se llevó una sorpresa al detectar oculto en el subterráneo de un minimarket una discoteca, que al parecer era concurrida por estudiantes de la Universidad de Guayaquil.
La autoridad de control estaba realizando operativos de rutina en negocios del sector, cuando les llamó la atención ver salir del interior de dicha tienda a unos 150 jóvenes, indicó Quiñónez.
El negocio tenía una especie de ante sala, donde los clientes se podían sentar a consumir bebidas, pero al fondo estaba el acceso, a través de una escalera, a la gran discoteca, la misma que no contaba con sistemas de seguridad, como extintores de incendios o un sistema de ventilación.
Lo que anteriormente funcionaba como una cisterna, era ahora un lugar de diversión clandestino, ya que el negocio solo funcionaba con permisos para una tienda, más no para un centro de entretenimiento.
Durante el allanamiento una persona fue detenida y el establecimiento clausurado hasta que los propietarios acudan a la Intendencia de Policía del Guayas.