India movilizó al ejército para ayudar a las víctimas de las inundaciones provocadas por el monzón en el norte del país. Unas mil personas habrían muerto en las fuertes lluvias que arrastraron casas, puentes y carreteras, aislando aún más las provincias himalayas de difícil acceso.
Las lluvias torrenciales (unas cuatro veces y media más caudalosas de lo habitual) dejaron al menos 138 muertos en el Uttarakhand y en dos estados vecinos, según el último balance oficial, pero las autoridades religiosas locales temen un balance de más de mil víctimas.
Una diputada del Estado habló de 2.000 muertos, pero los servicios de urgencia no lo han confirmado.
Diez mil soldados se movilizaron para socorrer a los siniestrados, a los turistas y a los muchos peregrinos que acuden a esta zona, conocida como el estado de los dioses por la cantidad de templos y de santuarios hindúes que alberga.
Los militares intentarán llegar cuanto antes a la región de Kedarnath. «Nunca he visto nada igual (…), carreteras enteras desaparecieron y las aldeas quedaron destruidas», contó un oficial del ejército que pidió el anonimato.
Las crecidas y los corrimientos de terreno destruyeron muchas casas y edificios y arrastraron coches, puentes y carreteras, dejando al menos 65.000 personas aisladas del mundo. En el vecino Nepal, el balance es de 22 muertos.
La llegada del monzón con dos semanas de antelación pilló desprevenidas a las autoridades y puso de manifiesto una vez más las lagunas de los planes de prevención y de socorro nacionales.
India movilizó al ejército para ayudar a las víctimas de las inundaciones provocadas por el monzón en el norte del país, donde unas mil personas podrían haber muerto en las lluvias torrenciales que arrastraron casas, puentes y carreteras, aislando aún más las provincias himalayas de difícil acceso.