Helicópteros militares y camiones cisterna arrojaron hoy toneladas de agua marina en un intento desesperado por enfriar el reactor número 3 de la planta de Fukushima (nordeste de Japón), que emite elevados niveles de radiación.
Jugándose la vida, operarios, militares y policías japoneses trabajaron contrarreloj para refrigerar la unidad 3 de la planta, algo que según TEPCO, la empresa que la opera, logró introducir al menos algo de agua en las piscinas de combustible nuclear.
Esta mañana, en varias pasadas, los helicópteros de las Fuerzas de Auto Defensa de Japón lanzaron agua sobre el reactor 3, lo que provocó que emitiera vapor de agua, indicativo de que el líquido llegó a las barras de combustible utilizado, altamente peligrosas.
Los helicópteros sobrevolaron el reactor 3 a una altura de menos de cien metros, pero según fuentes militares sus diez tripulantes no sufrieron una radiación grave: tras ser descontaminados presentaban un nivel inferior a los 60 milisievert, frente a los 100 que se consideran el máximo en una misión de emergencia.
En una segunda operación, camiones con cañones de agua se turnaron para lanzar agua sobre el reactor 3, en un intento por refrigerarlo y evitar que el combustible radiactivo usado quedase expuesto.
Tras la operación, TEPCO indicó que no había detectado grandes cambios en las niveles de radiación en los alrededores de la planta, pese al vapor que se elevó desde la piscina de combustible.
Los responsables de la empresa, que mañana continuarán arrojando agua a esa unidad, trabajan también a la desesperada para devolver la electricidad a la central, cuya crisis mantiene en vilo al mundo desde el sábado pasado por el temor a un desastre nuclear.
El objetivo de los técnicos es reactivar, al menos parcialmente, el sistema de refrigeración de las instalaciones, dañado por el terremoto del día 11 y el devastador tsunami que lo siguió y causó más de 15.000 víctimas en el nordeste de Japón, entre ellas en la provincia donde se ubica la planta.