“Esta platita me sirve para darle de comer a mis hijos y ayudar en la manutención de la casa”, expresa María, una madre soltera de la parroquia El Limonal del cantón Daule, provincia del Guayas.
La mujer, de 22 años, forma parte del grupo de 1.189 jefas de hogar que en su localidad reciben los 35 dólares del Bono de Desarrollo Humano (BDH) del Programa de Protección Social del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). El plan en Ecuador cubre a $ 1´207.407 madres en situación de pobreza.
La joven madre, de piel quemada por el sol, da vueltas con su hijo de tres años en brazos, esperando que empiece la charla de los funcionarios del MIES sobre la corresponsabilidad que adquieren los beneficiarios del BDH en la atención de salud y educación que deben recibir sus vástagos.
“Yo paso en mi casa, pero con esto (el dinero del bono) ayudo a mi esposo. él trabaja en el campo y ahora por las inundaciones, las cosechas se perdieron y no le sale nada. La plata (dinero) es escasa”, refiere la joven, al ser consultada sobre su vida y la de su cónyuge.
Al igual que María, alrededor de cincuenta mujeres de su misma condición social, el último 15 de junio esperaban en el parque central de la mencionada parroquia dauleña la atención de los representantes del Instituto de la Niñez y la Familia (INFA), Ministerio de Salud Pública (MSP), Consejo Nacional de Discapacidades (Conadis), entre otras instituciones del denominado Sistema Mies, compuestos por los programas Aliméntate Ecuador, Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria, y el Programa de Previsión de Alimentos.
“El propósito de la corresponsabilidad es disminuir las tasas crónicas de desnutrición infantil y mejorar el rendimiento intelectual de los menores, así como reducir la deserción escolar, fomentando la matriculación y controlando la asistencia continua a clases de las niñas, niños y adolescentes entre 5 y 18 años. Así garantizamos un nivel mayor de escolaridad y a futuro el acceso a empleos mejor remunerados”, sostiene Peggy Ricaurte, coordinadora zonal del MIES.
Los registros de consultas médicas y vacunas en el caso de los niños menores de 5 años y la matrícula y registro de asistencias a clases para los menores entre 6 y 18 años, son los requisitos que toma en cuenta el MIES para no suspender la entrega del BDH.
La funcionaria recuerda que el control de la corresponsabilidad se inició el último 4 de junio, en el cual intervienen los gobiernos locales a través de los centros de salud y centros educativos fiscales.
Las Caravanas del Buen Vivir complementan la labor de control. En ellas los beneficiarios del bono reciben la orientación debida por parte de los brigadistas de los programas del MIES.
“Todo esto implica una política integral. Ahora no solo estamos haciendo la transferencia monetaria a las jefas de hogar sino que estamos generando que ese núcleo familiar genere condiciones y capacidades en sus miembros, fundamentalmente en los niños y niñas. Ellos nos garantizan, estando sanos y educados, el éxito y la salida de la pobreza. Recuperamos la dignidad”, refiere Ricaurte.
Además, el BDH amplió su cobertura a través de las Pensiones para Adultos Mayores y Personas con Discapacidad. La primera cubre a 589.512 ancianos que no reciben pensiones jubilares del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y la segunda a 88.204 discapacitados, según las estadísticas del MIES.
La coordinadora zonal pidió a las madres cumplir con la corresponsabilidad para evitar la suspensión del bono por dos meses, el cual también trae como beneficios el servicio de exequias gratis ante el fallecimiento de cualquier miembro de la familia del beneficiario del rubro solidario y la entrega de un seguro de vida de $ 500.