Una maratónica audiencia -que alcanzó las nueve horas- fue el preludio del dictamen que tomó ayer el azuayo Fernando Loyola, quien resolvió llamar a juicio a cinco jóvenes acusados de asesinato intencional en contra de Juan Serrano, fotoperiodista y hermano del Ministro del Interior.
La víctima falleció el pasado 2 de septiembre luego de sufrir una herida en el cuello tras una riña que se produjo en una reunión familiar.
Una vez que el magistrado estudió los detalles y pruebas presentadas por Loyola resolvió mantener las medidas cautelares de prisión en contra de los acusados, uno de ellos como autor material, tres como cómplices y uno como encubridor.
La Sala de Audiencias número 5 de la Corte Provincial de Justicia del Azuay resultó pequeña para albergar a decenas de personas que llegaron para presenciar el desarrollo de la audiencia preparatoria.
Aunque la audiencia estaba prevista para las 09:30, los imputados llegaron a las 08:00, ingresaron por el parqueadero subterráneo e inmediatamente fueron hasta la sala en medio de un fuerte resguardo policial.
En la puerta de ingreso se aglomeraron familiares de los implicados, miembros de la Policía y gran cantidad de curiosos que llenaron el tercer piso desde las 08:30.
Debido al reducido espacio (en el lugar no caben más de 50 personas), elementos de la Policía cerraron las puertas de la sala, lo que fue rechazado por abogados y ciudadanos que observaban de cerca lo que sucedía en el interior. Forcejeos y cruces de palabras se produjeron a las 09:40, cuando abogados de la parte acusadora trataron de ingresar, pero los uniformados lo impidieron con el argumento de que no había suficiente espacio.
Al interior de la sala, el abogado de la familia Serrano, Caupolicán Ochoa, pidió que las personas detenidas fueran juzgadas por asesinato y no por homicidio simple y no intencional, como solicitaron los abogados de los jóvenes acusados.
Mientras tanto, en la parte baja del edificio, familiares y amigos de los implicados repartían flores rojas con la leyenda: “Justicia para Juan Antonio. Justicia para Jorge Luis y Martín”.
Ellos se mantienen en los exteriores de la cárcel de Cuenca desde hace varias semanas, durmiendo en carpas, para evitar que sus familiares, según rumores, sean trasladados a penitenciarías de otras provincias como Guayas, Pichincha y Santo Domingo.