Una junta militar tomó ayer el poder en Malí (áfrica del oeste) tras varias horas de enfrentamientos, cerró las fronteras y disolvió las instituciones, alegando la necesidad de combatir con eficacia la rebelión tuareg y a los grupos armados islamistas que operan en el norte del país.
El presidente derrocado, Amadou Toumani Touré, se encuentra en una base militar de Bamako, según su entorno, junto a militares de élite de su guardia presidencial. “El presidente no está en una embajada.
Está en una base militar desde donde dirige”, afirmó una fuente militar leal al mandatario, lo que confirmó un miembro del entorno de Touré, precisando que estaba con los “Boinas rojas” de su guardia presidencial.
El golpe en este país de áfrica del oeste, que debía celebrar elecciones presidenciales el 29 de abril a pesar de una rebelión tuareg comenzada en enero, fue recibido con numerosas condenas internacionales.
La junta militar afirmó ayer haber puesto fin al “régimen incompetente” instalado en Bamako y anunció la disolución de todas las instituciones, la suspensión de la Constitución y un toque de queda.