En los tiempos actuales se estila usar ciertas palabras de tipo sicológico, y mal emplearlas entre amigos y hasta bromear con ellos; atribuyéndoles un significado que en el ámbito médico y de la psicología tienen otra relevancia. Suele pasar con el término ´bipolar´. Este responde a un trastorno serio de la mente y no a un simple estado de ánimo como muchos creen por error o desconocimiento.
No es algo de lo que se deba estar orgulloso. Tampoco hay que confundirlo con estados de tristeza o alegría repentinos. La bipolaridad va más allá de todo pronóstico. Así lo enfatiza la Dra. Lía Centeno, quien afirma que “el bipolar es una persona incontrolable. Puede ser que esté violenta o demasiado eufórica”.
Un bipolar debe estar constantemente medicado para llevar una vida activa y estar consciente de su enfermedad; además requiere de orientación por parte de un psiquiatra quien es el especialista idóneo para este tipo de síndrome.
La enfermedad tiene dos polos: los periodos con baja del ánimo o llamados episodios depresivos y los periodos de exaltación del ánimo, este último presenta exagerada euforia con sentimientos de grandeza además de disminución de las horas de sueño. En realidad, es una enfermedad curiosa ya que en ella se aúnan en una misma persona los dos extremos de la experiencia humana: la plenitud con la pena y desazón.
El director técnico del Hospital Psiquiátrico Lorenzo Ponce de Guayaquil, el Dr. Fabricio Delgado Campodónico comenta que dentro de esos episodios hay aumento en la actividad motora, hiperactividad y sensaciones de bienestar. Explica que en la etapa depresiva el paciente entra en un estado de apagamiento, apatía, melancolía incluso con ideas suicidas. “La depresión bipolar es una depresión mucho más grave que la depresión común y corriente o llamada monopolar.”
Refiere Delgado que esta es una enfermedad de orden genético. Los pacientes nacen con una predisposición a ella ya que hay agregación de casos en la familia. El tratamiento siempre es farmacológico con medicamentos estabilizadores del ánimo. “El carbonato litio es el más usado. Debe ser dosificado por un médico experimentado porque puede ser tóxico si no se tiene los cuidados”.
Aclara que no es lo mismo hablar de bipolaridad y de esquizofrenia. Más bien la ciclotimia se acerca más a la primera, ya que es un nivel mucho menor dentro del espectro de los trastornos bipolares. “Todos podemos estar un poquito decaídos en algún momento de nuestra vida pero hablar de bipolaridad es ya otra dimensión”.
Para diagnosticar esta enfermedad los antecedentes familiares son muy importantes. Un buen tratamiento puede salvarle la vida a mucha gente, finaliza.
Redacción: Johanna Nazareno