“No voy a polemizar ni comentar interpretaciones sobre intimidad y salud de ‘Gabo’, pero afirmo que no hay diagnóstico médico de ‘demencia senil”, escribió Jaime Abello, director de la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), en su cuenta de Twitter.
“Por favor no más comunicaciones de solidaridad: “Gabo” no está demente; simplemente anciano y olvidadizo, todavía lo puedo disfrutar como amigo”, fue otro de los mensajes de Abello, quien dirige la fundación creada por Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura 1982, en 1994, y que tiene su sede en Cartagena (norte de Colombia).
Así se desmienten públicamente las afirmaciones que según la prensa hizo uno de los hermanos del autor de “El otoño del patriarca”, “El olor de la guayaba” y “Cien años de soledad”, la semana pasada. Las aclaratorias de Abello siguen a la publicación el viernes por el diario mexicano El Universal, de declaraciones de Jaime García Márquez, un hermano del Nobel colombiano, -y creador de la FNPI junto al Nobel de Literatura y el propio Abello Banfi- en la conferencia “Una visión familiar sobre Gabriel García Márquez”, con los expedicionarios de la Ruta Quetzal BBVA 2012, en Cartagena, Colombia, según las cuales el escritor presentaba “demencia senil”, como “todos” los miembros de su familia.
En esa ocasión, expuso que el escritor ganó la batalla contra el cáncer linfático que padecía, pero el procedimiento a base de quimioterapia acabó con muchas de sus neuronas, de sus defensas y de sus células “y se le aceleró el proceso” de demencia senil. Jaime García Márquez descartó en ese momento que se vayan a tener nuevos escritos de su hermano, “desgraciadamente creo que no va a ser posible, pero ojalá esté equivocado”.
Asimismo, a principios de junio pasado el amigo del autor, Plinio Apuleyo Mendoza, reveló que el Premio Nobel perdía poco a poco la memoria, que no reconocía a las personas por la voz y tenía que verlas para hacerlo.
Por su parte, el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique confirmó el 7 de julio la “demencia senil” de Márquez, de quien dijo que hay ocasiones en que le cambia el nombre a las personas con las que dialoga. “Fui testigo de la demencia senil de Gabriel. Era muy triste, se había ido por días y volvía por días”, declaró a la emisora Radioprogramas de Perú, en Lima.
Por su parte, Alberto Salcedo Ramos, escritor y catedrático de Fundación, sostuvo: “Lo que hay que hacer con Gabo ahora no es lamentarlo, sino animarlo y celebrarlo leyendo sus libros. Lo mejor es volver a su obra, que es memorable”.
Aunque Jaime García Márquez dijo que no ve a su hermano desde hace dos años y medio, cuando fue a visitarlo a Ciudad de México, donde vive, reveló que mantienen una fluida comunicación telefónica en la cual trata de refrescarle la memoria, que sería lo único que le está fallando, pues en la parte física y motriz está bien. «Dicen que ya no puede hablar.
A veces da la sensación de que quisieran que se muriera, como si la muerte de él fuera una gran noticia. Lo que podemos pedir es que eso no ocurra, que se demore mucho tiempo», añadió Jaime, de 82 años. García Márquez, de 85, vive desde hace décadas en ciudad de México.
En los años recientes ha limitado sus apariciones en público y su última novela publicada ha sido “Memoria de mis putas tristes”.