La inflación subyacente en Estados Unidos se aceleró en dos décimas de punto porcentual en julio, en otro indicio de que se estrecha el margen de la Reserva Federal (banco central) para recurrir a más estímulos monetarios.
El Departamento de Trabajo informó hoy que el índice de precios de consumo (IPC) subió un 0,5 % en julio, el mayor incremento desde marzo, y después de una disminución del 0,2 % en junio, cuando el descenso de los precios de la gasolina ayudó a una contracción del IPC por primera vez en un año.
De esta forma el aumento del IPC en un año fue en julio del 3,6 %, el mismo que se había registrado el mes anterior.
Pero si se excluyen los precios de la energía y los alimentos, que son los más volátiles, la inflación interanual subyacente a la cual presta más atención la Reserva Federal fue del 1,8 % hasta julio, comparada con una del 1,6 % en los doce meses hasta junio.
El miércoles, el Departamento de Trabajo informó que el índice de precios de productor subió en julio un 0,2 %, impulsado principalmente por el incremento de los precios del tabaco.
Excluidos los precios de alimentos y combustibles la inflación subyacente del IPP el mes pasado fue del 0,4 %, el mayor incremento mensual desde enero. En junio los precios que pagan los productores habían bajado un 0,4 %.
En los últimos doce meses los precios de productor han subido un 7,2 %. La inflación subyacente del IPP ha sido del 2,5 %, la más alta desde junio de 2009, de acuerdo con los datos del Gobierno.
La inflación a nivel de los productores, que más adelante se trasladará a los precios que pagan los consumidores, reduce el margen de estímulo monetario para la Reserva Federal, que ha mantenido la tasa de interés de referencia en casi el 0 % desde diciembre de 2008.
El banco central estadounidense considera aceptable y saludable una tasa de inflación en los precios que pagan los consumidores, de entre el 1 y el 2% anual, y tendrá dificultades para continuar sus estímulos monetarios si los productores pasan a los consumidores los incrementos de los costos.
Los informes de la inflación salen a luz en medio de señales ambiguas sobre la condición y el rumbo de la economía de Estados Unidos, cuya reactivación se ha desacelerado en los últimos tres meses.
Los precios de la energía, que en junio habían bajado un 4,4 %, en julio subieron un 2,8 % y eso, según el Gobierno, representó casi la mitad de la inflación en el mes pasado. En tanto, los precios de los alimentos subieron un 0,4 % en julio, el doble del incremento en el mes anterior.
El informe de hoy mostró que las remuneraciones reales de los trabajadores bajaron un 0,1 % en julio, y desde que alcanzaron una cima en octubre del año pasado han disminuido un 1,3 %.
Otro informe del Departamento de Trabajo mostró hoy que la cifra semanal de solicitudes de subsidio por desempleo aumentó en 9.000 y quedó la semana pasada en 408.000.
El promedio de solicitudes en cuatro semanas, un indicador más claro de la tendencia, disminuyó en 3.500 y quedó en 402.500.
En la semana que terminó el 6 de agosto la cifra de personas que percibían el subsidio pagado por los estados subió en 7.000 y llegó a 3,7 millones.
Cuando han pasado más de dos años del fin de la peor recesión en Estados Unidos en casi ocho décadas, el mercado laboral sigue siendo endeble y el ritmo de contratación de trabajadores está lejos de contrarrestar los 8,5 millones de puestos de trabajo perdidos en la recesión.
Normalmente el subsidio por desempleo pagado por los estados cubre hasta 26 semanas, pero desde 2008 y de cara a la recesión, el Gobierno Federal ha extendido algunos programas de subsidio hasta 90 semanas.
La cifra de personas que han agotado los subsidios tradicionales y perciben ahora cheques del Gobierno federal bajó en 43.700 y se ubicó en 3,66 millones en la semana que terminó el 30 de julio.