La producción lechera en Ecuador aspira a incrementarse a más de 10 millones de litros diarios en los próximos cinco años, con la finalidad de abastecer de este producto a los mercados de Venezuela, Panamá, China y Taiwán.
Para concretar esta iniciativa se instalarán 1.487 escuelas de capacitación de ganaderos, en las que el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) ha invertido 14 millones de dólares.
De esta manera está previsto que Ecuador exporte un 5% de su producción nacional, alrededor de 300.000 litros anuales. Lo cual demostraría que la demanda del producto en el país está satisfecha, pues se considera que cada ciudadano consume alrededor de 85 litros anuales de leche que se espera incrementar a 150 litros.
Juan Pablo Grijalva, gerente general de la Asociación de Ganaderos de la Sierra y Oriente (Agso), indicó que “el 75% de la producción lechera en el país está en la Sierra (Machachi, Azuay, Tungurahua, Carchi y Chimborazo)”.
Según Grijalva, el desarrollo en el país es debido a que los ganaderos insertaron tecnología proveniente de Nueva Zelanda, que tiene relación con manejo de pastizales, fertilización y ordeño.
Ante esta tecnificación, la producción diaria de leche es de 5’300 mil litros en el país, según datos de la Agso. Situación que obliga a los ganaderos a buscar la mayor calidad con “animales saludables, mejor ordeño, una composición genética de la leche para que tenga alta calidad en proteína y sólidos”, explicó el gerente de Agso.
De la innovación del sector son testigos quienes compran el producto para elaborar los lácteos y los que recogen en cada hacienda. Es el caso de Carlos Maigua, quien desde las 05:00 hasta antes del mediodía, junto con sus tres empleados se reparten en cuatro tanqueros por distintos sectores de Machachi, acumula diariamente alrededor de 25 mil litros de leche que la entrega a una empresa láctea.
Maigua se dedica a este oficio hace nueve años, por la experiencia y capacitación, brindada por la empresa en la que trabaja, lo ha transformado en un experto para detectar si la leche ha sido debidamente ordeñada y guardada en el tanque de refrigeración, porque si está ácida simplemente la deja en el lugar.
El ordeño se realiza en la tarde anterior “de forma técnica y no manual, las mangueras y los tanques de refrigeración del producto deben estar correctamente lavados, para que no se dañen los 200 o hasta 1.000 litros que produce el ganado en las haciendas”, manifestó Maigua.
Cuando él llega a la hacienda la leche debe estar refrigerada máximo hasta 4º centígrados, bien tapada y sin movimiento para medir el alto del contenido y verificar en la tabla de registro cuántos litros posee, luego la agita 30 segundos y con una pistola de alcolemia determina el grado de acidez.
En caso de cortarse la deja en el lugar, pero lleva una muestra en un frasco para justificar su decisión. Este procedimiento lo realiza en todos los lugares que inspecciona el producto y en cada recipiente anota su código y guarda en una caja, que contiene hielo industrial, para que el laboratorio de la empresa analice el contenido bacteriológico.
Tener las pezoneras, la tubería de transportación de la leche y los tanques de refrigeración correctamente lavados permite mantener la leche en buen estado y se da un adecuado control del posible desarrollo de bacterias, indicó Maigua, quien señaló que si no es así representa pérdidas para el ganadero.