Diariamente los medios de comunicación reportan una mayor cantidad de logros obtenidos en materia de seguridad. Los informes involucran al esfuerzo del Ministerio del Interior, de la Policía y sus unidades de élite (GIR, GOE, GEMA). Ellos han sido fortalecidos con capacitaciones disciplinarias desde la asunción del actual régimen, según evidencian archivos periodísticos. Las competencias de estas instituciones han sobrepasado a las tradicionalmente ejercidas, llegando a fortalecer la prevención de conflictos nacionales y comunitarios a través de una doctrina educativa; pero antes, la realidad era diferente.
La seguridad pública del Ecuador, según un informe de Flacso Ecuador, era una estructura militarizada incluso en los últimos años de vigencia democrática. «Prueba de ello es que según la Ley Orgánica de la Policía Nacional de 1998, ésta era una institución profesional y técnica organizada bajo el sistema jerárquico disciplinario. Los títulos de oficiales, así como los valores que orientan la institución, eran militares», detalla el informe.
El mismo documento señala que «el periodo presidencial democrático de León Febres Cordero (1984-1988) fue la época donde más se puso en práctica este tipo de doctrina debido a una fuerte política antisubversiva», desencadenando entonces casos como la desaparición de los hermanos Restrepo, conocido a nivel nacional. Más tarde, el boom delictivo desencadenaría un Estado inseguro, con alto índice de delincuencia y que dejaba un alto número de víctimas. Esto motivó a que el sistema de seguridad en manos de la Policía sea poco confiable para la población y llegue a ser una de las instituciones peores percibidas y evaluadas en el país, según datos de una encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos en el año 2005.
Ya en el 2008, el número de gendarmes pasó a duplicarse, y aunque la delincuencia sumaba más métodos para violentar las leyes, el gobierno disponía nuevos mecanismos para mejorar la seguridad ciudadana. El Ministerio de Gobierno en aquel año impulsó el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana. éste consistía en intervenir en «áreas de prevención y vigilancia, relación policía-comunidad, auxilio y respuesta; formación y especialización; análisis e investigación; plan anticorrupción y bienestar policial».
Consecuentemente, hoy los ecuatorianos cuentan con un sistema nacional de seguridad en el que no sólo interviene la Policía y sus grupos de élite; a estos se suma los acuerdos con otros ministerios, según la finalidad que se persiga. A comienzos del año, por ejemplo, los ministerios del Interior y Defensa Nacional estructuraron el Comando Estratégico Conjunto de Seguridad Ciudadana para erradicar el narcotráfico, la minería ilegal, la delincuencia organizada y tráfico de combustibles y armas.
La estrategia del 1800 – Delito, que consiste en una colaboración ciudadana para esclarecer el caso Restrepo, para obtener información sobre los delincuentes más buscados, y para denunciar delitos aduaneros, deja una huella en los trabajos de control, puesto que fue la primera estrategia que incluyó a la población en la labor del poder policial.
Hoy, además existe una Policía Comunitaria que intensifica la seguridad comunal a través de mecanismos preventivos y de acción emergente, como la implementación de los botones de pánico en zonas consideradas más inseguras, y su socialización en el uso de ellos. Este es el argumento por el que Delia Baldeón afirma que a su barrio aun no llega esta estrategia de emergencia, pues ella habita en una zona de Guayaquil donde la inseguridad es poca periódica. Aun así, ella cree muy importante que se distribuya en todo el país; pero así mismo entiende que las estrategias que implementa actualmente el gobierno en materia de seguridad, son parte del proceso aun no culminado.