Lo que empezó como una historia de amor, terminó este fin de semana en intento de secuestro. Rocío tiene 19 años y una hija de cinco; trabaja y eso le permitió separarse de su esposo hace un mes.
Como ella, el 70.5% de las mujeres ecuatorianas -de 180.000 que participaron en la encuesta de violencia de género del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Ince)- vivió algún tipo de maltrato perpetuado por su pareja y se casó entre los 16 y los 20 años.
Las féminas de este grupo etáreo que contraen matrimonio o se van a vivir con sus parejas, son las más propensas a sufrir vejaciones por parte de sus convivientes, según la medición, realizada en los sectores urbanos y rurales del país.
Rocío llegó con su madre hasta la Comisaría Cuarta de la Mujer y la Familia en Guayaquil: “Me separé hace un mes y estoy viviendo sola, mi ex pareja llegó el sábado en la noche y me agarró en la puerta de mi casa, me quería meter en un carro, yo me escapé, salí corriendo y desde entonces estoy donde mi mamá”.
Su pareja le ha prometido cambiar, muchas veces, pero ella no le cree. “Siempre ha sido un irresponsable”, sentencia su madre, mientras la niña de cinco años juega en la Comisaría. Rocío es afrodescendiente y vive en el barrio Cristo del Consuelo, al sur de la ciudad.
Según la encuesta, el 67.8% de las mujeres indígenas y el 66.7% de las afrodescendientes consultadas han sufrido maltrato.
Con las copias de sus documentos, el rostro surcado por la preocupación y muchas historias de violencia en su memoria, diariamente llegan ciudadanas hasta las comisarías. Han sido maltratadas por sus parejas e incluso por otras personas de su mismo sexo.
En Ecuador, según esta encuesta, seis de cada diez mujeres dicen haber sentido algún tipo de violencia, que ellas atribuyen puntualmente al hecho de ser mujeres.
Según la medición, una de cada cuatro encuestada ha vivido violencia sexual; sin embargo, es la violencia psicológica -latente en los insultos, gritos, expresiones degradantes y descalificaciones- la más recurrente en el país: el 53-9% de las féminas la han vivido.
Le pasó a Sara de López. “Vengo a pedir una boleta de auxilio contra mi ex nuera”, cuenta luego de hacer una pausa, indignada: “Desde que está separada de mi hijo, hace tres meses, ella cree que es mi culpa y se para afuera de mi casa para insultarme. Me siento mal por esto, me da vergüenza y no hay forma de que ella entienda que me está maltratando sin ninguna razón”, relata.
Acompañada de su hija llega Sara V. Tiene 65 años y vive con su nuera, a quien denuncia porque “le hace la vida imposible a mis nietas, les pega, a mí me insulta, llega borracha, es una persona intratable”.
Preocupada por la integridad de sus nietas, que tienen 15 y 21 años, Sara inició un proceso legal contra su nuera.
“Las niñas no son de ella, sino de mi hijo, prácticamente yo las he criado, mi nuera cree que puede maltratarlas físicamente; el marido no le dice nada, ella lo tiene como embrujado, ahora me quieren botar de la casa, aunque es mía”, dice, mostrando las escrituras.
El INEC también midió la llamada “violencia patrimonial”, una categoría reciente que según Byron Villacías, titular de la institución, describe la “transformación, sustracción, destrucción, retención de objetos o documentos personales y valores de hechos patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer las necesidades de las víctimas”.