Alicia Jama, desde las 10:00 de ayer, se dio a la tarea de barrer las cenizas que quedaron de un “ET” de cinco metros de altura que fue quemado, en la intersección de Ayacucho y la 19, a las tres de la mañana del primer día de 2013.
No muy lejos de ahí también se vieron los restos de la hoguera que alimentó un monigote de hombre lobo de 4 metros.
Ambos monigotes formaron parte del grupo de los gigantes de papel que se elaboran en el suburbio oeste.
Jama, con escoba, pala y sacos de yute, recogió los pedazos de alambres, clavos y madera para luego llevarlos hasta su casa. “No puedo dejarlos en la calle porque después el Municipio me multa y los de Puerto Limpio recogen los desperdicios pasando un día”, comentó Jama.
Como la ciudadana, varios guayaquileños se dieron a la tarea de limpiar los sitios en donde se quemaron los monigotes.
Varias calles, como Ayacucho, 10 de Agosto, Francisco Segura, entre otras, permanecieron con restos de años viejos quemados hasta las primeras horas de la mañana de ayer.
El Cabildo, en días pasados, recordó que rigen normas que prohiben quemar estos muñecos de papel o aserrín en sitios regenerados, sobre asfalto negro o en carriles de la Metrovía.
En la mayoría de puntos recorridos ayer por este diario se pudo constatar que la gente tuvo cuidado en respetar las ordenanzas para no exponerse a sanciones que incluyen prisión por siete días, multas y reparación por daños.
Sin embargo, en Francisco Segura y 25 de Julio, en el paradero de la Metrovía en la ruta de la Troncal 2, se observaron restos de un monigote pequeño quemado a la entrada del lugar.
Moradores del lugar consultados, que prefirieron omitir su identidad, no dieron detalles sobre los responsables del hecho. En estos casos, el Municipio responsabiliza a los propietarios de los inmuebles más cercanos al punto donde se incumplió la ordenanza.
En cambio, en García Goyena y la 25, Ruth Coello comentó que ella y los vecinos hicieron uso de varias alternativas para evitar quemar sobre el asfalto negro de García Goyena, obra de pavimentación que el Cabildo entregó hace tres meses. “Algunos usamos planchas de zinc para evitar dañar el asfalto y otros sencillamente quemaron al “viejo” en las intersecciones donde no hay pavimentación de color negro”, comentó la moradora.
La actividad comercial de la urbe, durante las primeras horas de 2013, se limitó mayoritariamente a los negocios de comida, como picanterías y restaurantes. Pocos locales comerciales de abarrotes abrieron sus puertas.
María Elena Rumbea, por ejemplo, instaló su puesto de encebollado pasadas las 08:00, en la parte posterior de los monigotes gigantes de “Madagascar”, en Portete y la 28. “La gente comienza a llegar partir de las diez de la mañana. Y créame cuando digo que es caída y limpia”, aseguró la mujer.
En varias intersecciones del suburbio oeste, los festejos por el fin de año se extendieron hasta cerca del mediodía, incluso con pequeños bailes, como en 10 de Agosto y la 11, en plena zona regenerada.
Por otra parte, muchas de las gigantescas esculturas de papel verán su fin durante el próximo fin de semana, por el Día de Reyes que se recuerda el 6 de enero.
Otros, como los creadores de un Guasón de 10 metros, ubicado en Ayacucho y la 14, planearon quemar a su monigote y organizar un pequeño baile, a las 21:00 de ayer, con la asistencia de vecinos del lugar.