Hace 74 años, Federico García Lorca fue fusilado. Ocurrió en el municipio español de Alfacar, en la andaluza provincia de Granada. Aunque la fecha exacta de su muerte aún está en debate, el biógrafo del poeta granadino, Ian Gibson, asegura que ocurrió el 18 de agosto.
Hoy en día, más de medio siglo después de su desaparición, García Lorca es considerado una de las voces más representativas de la poesía y la dramaturgia ibérica. Su asesinato -al poco tiempo de comenzar la Guerra Civil en España- y obras como Romancero gitano o Yerma lo han elevado como un ícono y mártir de la literatura.
Este reconocimiento se nota en actos que se siguen haciendo en su honor. El Teatro Municipal de Alfacar, la noche del martes, fue sede de un homenaje en el que se leyeron fragmentos de su obra. Ahí participaron el poeta Luis García Montero y la actriz Blanca Portillo.
Asimismo, el monolito del parque que lleva el nombre del poeta fue el escenario elegido para una ofrenda floral, que decenas de representantes públicos, artistas y ciudadanos hicieron, a fin de homenajear a todos los que fueron fusilados junto a Lorca.
En Buenos Aires, el gobierno de la capital argentina celebró un acto en un hotel de la ciudad en el que el dramaturgo se hospedó durante seis meses entre 1933 y 1934.
El objetivo de este encuentro, que se inició con las palabras de la subsecretaria de Cultura de la ciudad , Josefina Delgado, fue mantener vivo el duende de Lorca, precisamente en el lugar donde vivió en Argentina.
El punto más emotivo de la cita lo pusieron los actores argentinos íngrid Pellicori y Horacio Peña al interpretar en directo fragmentos de la obra Bodas de sangre, del artista granadino.
“Aquí en esta ciudad tengo la fama de un torero”, aseguró Lorca en uno de los actos a los que asistió a lo largo de su estadía en la capital argentina, que abarcó desde octubre de 1933 a abril de 1934.
Y es que el 29 de septiembre de 1933, acompañado por el escenógrafo Manuel Fontanals e invitado por la Sociedad Amigos del Arte, Lorca embarcó en Barcelona en el transatlántico italiano “Conte Grande” rumbo a Buenos Aires con el objetivo de ofrecer una serie de conferencias sobre literatura.
Encandilado por la ciudad, decidió alargar su estancia de dos semanas a medio año, y fue precisamente la habitación 704 del suntuoso y emblemático hotel Castelar, situado en la Avenida de Mayo, por entonces el hotel de moda de la ciudad, la fiel testigo de los pasos del escritor.
Pese a todo, las celebraciones se ven ensombrecidas porque los restos mortales del autor de La casa de Bernarda Alba aún no aparecen y siguen despertando polémicas. En 2009, se realizó la excavación de las seis posibles fosas en el paraje de Alfacar, donde algunas investigaciones situaban los restos de García Lorca, sin embargo no se encontró nada. Más bien, se encontraron evidencias de que en esa zona “nunca hubo enterramientos”.
Ayer, el historiador español Francisco González Arroyo publicó en el rotativo europeo El País que dichas excavaciones -hechas en el interior del Parque