El Municipio de Guayaquil dio plazo hasta el próximo agosto para que los bares que funcionan cerca de la Universidad de Guayaquil dejen de vender bebidas alcohólicas, tanto a los estudiantes como a los asiduos clientes.
En mayo pasado, 15 de estos negocios fueron cerrados por la Comisaría Cuarta municipal por, entre otros motivos, permitir que «consuman bebidas alcohólicas sin el acompañamiento de comidas», según la notificación que dejaron en las puertas de los locales.
Algunos bares reabrieron dos semanas después con la advertencia de cambiar el estilo del comercio. Otros, comentan los responsables de los negocios que funcionan en la zona, migraron hacia otros puntos de la ciudad.
El perímetro en donde están ubicados estos bares comprenden las calles Tungurahua, Av. 9 de Octubre, Esmeraldas y Alejo Lascano. Entre los más concurridos están «la U», La Fakultad, Pizza 'n Beer, entre otros.
La afectación de la medida municipal, respaldada por la ordenanza que regula el funcionamiento de bares y restaurantes, es variada según las posibilidades económicas de los negocios.
De esta manera, varios dueños de locales aseguran que las ventas han bajado cerca de un 80%. Otros, en cambio, afirman que las ventas son regulares o buenas. También hay quienes decidieron migrar, ya sea de estilo comercial o lugar.
Los bares más antiguos del sector son de hace 20 años, mientras que los más recientes tienen menos de 5 años de funcionamiento.
Marco, quien prefiere omitir su apellido y el nombre de su negocio por razones de seguridad, comenta que en el local que trabaja, ubicado a menos de 100 metros de la ciudadela universitaria, las ventas bajaron de $ 180 a $ 10 diarios desde la clausura registrada hace casi un mes.
El local, que actualmente expende bebidas alcohólicas, tiene tres años de funcionamiento y comenzó como restaurante. «Hubo inconvenientes con las cocineras y esa fue la razón por la que hubo que cambiar el negocio».
Marco asegura que se realizaron los trámites respectivos para cambiar la actividad del local. «De un momento a otro deciden que no vendamos alcohol… que eso está reservado para la zona rosa».Una de las alternativas del comerciante es regresar a la actividad original de su negocio, pero «si no resulta habrá que cerrarlo».
Jonathan Puyón administra un local con casi 15 años de antigüedad, a pocos metros del paradero Universidad de Guayaquil de la Metrovía. Las ventas, asegura, «se mantienen normales».
El ciudadano puntualiza que su actividad es venta de comidas pero que estas, admite, van acompañadas de una botella de cerveza cuando los clientes la solicitan.
«Estamos a la espera de lo que pueda ocurrir el 31 de agosto y aspiramos a que el Cabildo revise la disposición para que podamos seguir trabajando aquí», indica.
Sin embargo, la mayoría de los comerciantes consultados se manifestó preocupado por el inminente cierre de los locales.
Ronald Singer, familiar de uno de los propietarios de un negocio que funciona hace dos décadas en el sector, asegura que entre los argumentos que le refirieron durante el último cierre de locales es que se busca evitar negativas influencias en los estudiantes universitarios.
«No sé a qué se habrán referido cuando los universitarios son una clientela bastante educada que rara vez ocasiona desmanes… además, no molestamos a la vecindad porque muchos se dedican a lo mismo que nosotros (venta de cerveza con música ambiente)», manifiesta Singer.
En primera instancia, según los propietarios, se dispuso que las bebidas alcohólicas deben ir como acompañantes de alimentos aunque después, aseguraron, que se prohibirá la venta de este tipo de bebidas en bares y restaurantes.
Entre ellos, circula el rumor de que la medida adoptada por el Cabildo obedece a una presión por parte de los propietarios de la zona rosa.
En octubre de 2012, la Comisaría Cuarta del Municipio de Guayaquil clausuró 29 locales de la zona rosa por no cumplir las ordenanzas que rigen desde mayo del año pasado.
La misma unidad municipal se encargó de cerrar negocios que funcionan alrededor de la Universidad de Guayaquil.