Cuba dispondrá desde hoy de una nueva Ley Migratoria que flexibiliza trámites para viajar a otros países, una de las más esperadas reformas del gobierno del presidente Raúl Castro. Sin embargo, los cubanos afrontan otras dificultades como la exigencia de visados por parte de España y Estados Unidos.
Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana y uno de los principales especialistas en temas migratorios de la isla, no prevé una estampida de viajes, pues los cubanos deben obtener visas y cumplir otros requisitos exigidos por los países de destino, además de contar con el dinero para pagar los trámites y el boleto aéreo. “Estamos viviendo una era de migración, una era de migración selectiva, controlada y por tanto no podemos pensar que los cubanos vamos a ser la excepción”, dijo Aja.
Si bien el Gobierno cubano eliminó el permiso de salida y la carta de invitación que había que presentar ante sus consulados en el exterior, la mayoría de los países mantiene exigencias para otorgar visas, entre ellas que alguien asuma formalmente la responsabilidad por la manutención del cubano.
“Va a aumentar el número de solicitudes para obtener un pasaporte, quizás aumente el número de solicitudes de obtener visado ya sea de visita o temporal y también aumenten los niveles de selectividad, la rigurosidad por parte de los países receptores”, avizoró Antonio Aja.
Jorge Lara, un joven de 20 años que aspira a viajar, dijo que quiere visitar a su papá que vive en Estados Unidos hace 20 años y conocer a sus hermanos.
Según los acuerdos migratorios vigentes de 1994-1995, Washington debe conceder a los cubanos 20.000 visas anuales. Durante la administración de George Bush (2001-09), “la cifra de visas concedidas estuvo por debajo de lo acordado”, informó el académico Enrique Ubieta, en un artículo publicado en el diario oficial Granma, pero admitió que “solo a partir de la toma de posesión (…) de la administración (de Barack) Obama se han expedido 20.000 visas al año, según lo acordado”.
Cuba, con 11,1 millones de habitantes, mantiene convenios de excepción de visados con una quincena de países, básicamente del antiguo bloque comunista y pequeñas islas del Caribe, pero “hacia ahí no va el emigrante cubano”, dijo Aja. “Los grandes flujos (migratorios) tienen que ver con elementos de tradición, de cadenas migratorias que atraen, con ventajas comparativas para insertarme ahí y no en otra parte, y también con el tratamiento que da el país receptor a los cubanos”, añadió el director.
Por ello, los expertos pronostican que el flujo continuará hacia los destinos tradicionales de los cubanos: Estados Unidos, donde reside el 80% de ellos y tiene leyes que privilegian a los cubanos, a España, Canadá, México y otras naciones de América Latina y Europa.
Aún así, la crisis económica en España y otros países europeos parece ser un elemento disuasorio para la emigración. Los especialistas calculan que de los 66.000 cubanos que adquirieron la ciudadanía española mediante la Ley de Memoria Histórica, menos del 50% emigró.
La nueva ley migratoria permite a los cubanos vivir en el exterior conservando sus derechos y propiedades en la isla, a diferencia de lo que ocurría antes, por lo que la categoría de “emigrante definitivo” desaparece en la práctica. Además, varias categorías de profesionales, personas consideradas “vitales” por razones de “interés público” o de “defensa y seguridad nacional”, y atletas de alto rendimiento necesitarán autorización especial para entrar y salir de Cuba.