Los incendios forestales registrados ayer en Nayón, el barrio Jaime Roldós y la zona de Carcelén Alto ya revelan los estragos del verano.
Aunque los tres flagelos fueron controlados oportunamente por los Bomberos, la situación preocupa debido a que el año anterior la capital soportó más de 2.500 incendios.
Solo a Carcelén, el organismo de socorro despachó 11 unidades para combatir el incendio forestal, que fue alertado por la comunidad después del mediodía tras observar una columna de humo en el sector conocido como Mastodontes. Según el ECU 911, los fuertes vientos, propios de esta temporada, propagaron las llamas con rapidez.
Según el reporte preliminar, el fuego consumió 7 hectáreas de bosque en una ladera y los bomberos estiman que el incidente pudo ser provocado porque identificaron el sitio donde se habría iniciado el incendio. Aunque las autoridades indicaron que las llamas estaban lejos del centro poblado, los habitantes del conjunto residencial Vista Hermosa fueron evacuados porque las llamas alcanzaron las áreas verdes aledañas a las casas.
El ECU 911 informó que en el operativo colaboró la unidad Aero-Policial, brindando soporte desde el aire, para fortalecer la acción de los bomberos. No hubo pérdidas materiales ni personas afectadas.
En el sector Jaime Roldós, también en el norte de Quito, se produjo otro incendio forestal de magnitud, cuyas causas aún son desconocidas. Mientras que en Nayón, según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, resultó afectada una hectárea de terreno. En ambos casos, la intervención de los bomberos evitó que las llamas se propaguen.
Este año, el Municipio de Quito puso en marcha el Plan Fuego con el propósito de atender oportunamente estas emergencias, pues el año pasado se consumieron 3.796 hectáreas de bosque y áreas verdes.
El plan incluye una campaña de sensibilización ciudadana, labores de prevención y la colaboración de voluntarios. El plan tiene un presupuesto de 2,3 millones de dólares.