Los expertos de la ONU llegaron el miércoles a Damasco para investigar ataques con armas químicas, al tiempo que Rusia y Occidente mantienen sus divergencias respecto a una resolución de la ONU para obligar a Siria a eliminar su arsenal químico.
El presidente estadounidense Barack Obama reclamó el martes en la ONU una «resolución fuerte» del Consejo de Seguridad sobre Siria, que incluya la mención de «consecuencias» a las que se expone el régimen de Bashar al Asad si no respeta el compromiso de destruir su arsenal químico.
En el terreno, el equipo de expertos de la ONU, dirigido por Aake Sellström, verificarán si se utilizaron armas químicas en catorce ocasiones en los 30 meses de guerra civil en Siria, que ha dejado más de 100.000 muertos.
El mes pasado, el equipo de la ONU llegó a la conclusión de que se usaron armas químicas a gran escala, como reportó en un informe presentado el 16 de septiembre.
También determinó que se utilizó gas sarín en el ataque del 21 de agosto en Ghuta, cerca de Damasco, que la oposición y Occidente atribuyen al régimen de Asad, quien niega cualquier responsabilidad en el hecho.
Sellström dijo sin embargo que sólo se trata de un informe preliminar, y que «quedan 13 o 14 acusaciones por examinar».
«Quizás en octubre» su equipo pueda presentar un informe final sobre todas las acusaciones, adelantó.
El gobierno sirio desmintió el uso de armas químicas contra civiles y aceptó a mediados de septiembre un plan de Estados Unidos y Rusia para desmantelar su arsenal químico. Ese plan alejó alejó la amenaza de ataque militar de represalias, preconizado principalmente por Estados Unidos y Francia.
Pero ese acuerdo sellado por Washington y Moscú requiere la correspondiente resolución de la ONU, y los dos países divergen fuertemente respecto a si ese texto debe incluir la amenaza del recurso a la fuerza.
El presidente francés, Francois Hollande, pidió también que la resolución del Consejo de la ONU incluya «medidas coercitivas», en caso de que Siria no cumpla lo acordado.
Moscú acepta que el texto pueda «mencionar» el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, que permite duras sanciones o el uso de la fuerza, pero advierte que ello no implicará el recurso automático a la fuerza.