Homero Simpson aún no ha conseguido imponer su «d'oh!», pero Pedro Picapiedra lo logró hace tiempo: en Estados Unidos no es extaño escuchar un «¡Yabba Dabba Doo!», y en el mundo hispanohablante cualquiera lo entendería, aunque quizá los más jóvenes no sepan de dónde proviene. Data de la Edad de Piedra, al menos, de esa que inventaron hace 50 años los genios de la animación Joseph Barbera y William Hanna.
Hanna y Barbera decidieron que se requería una serie animada que divirtiera tanto a niños como a adultos. Y la televisión comenzó a emitir los Picapiedras, un 30 de septiembre de 1960.
Los protagonistas se encontraron rápido: el algo rudo Pedro Picapiedra, a quien solo le interesa un idílico hogar a las afueras, y su devota mujer Vilma. A ellos se suman los vecinos Betty y Pablo Mármol. Con el tiempo, los dos matrimonios tendrán hijos: los Picapiedra a Pebbles y sus vecinos a un pequeño con una fuerza extraordinaria llamado Bam Bam. Y naturalmente, los «Flinststones» – como se les conocía en su inglés original- tenían un perro: Dino. Y aunque se trataba más bien de un dinosaurio, sabía traer las pantuflas y el periódico, que por supuesto era de piedra.
Hanna Barbera presentan una Edad de Piedra tal y como la vida de hoy, pero en lugar de con electricidad y plástico, con piedra y madera. Los automóviles están hechos con troncos de árboles y en lugar de motor, los mueven las fuertes piernas de quien conduce. Las mujeres van enfundadas en vestidos de pieles y el mando a distancia por el que siempre se preocupa Pablo Mármol es de piedra.
Si Vilma se queja de que el contenedor no funciona, es porque el bicho prehistórico que hay bajo la tapa está demasiado lleno como para engullir más basura. Y cuando hay que apagar el aparato de aire acondicionado, basta con poner una banana a un dinosaurio, que al moverse golpeará la barra con su gruesa cola. Incluso se celebraban las Navidades, aunque faltaran unos cuantos miles de años para el nacimiento de Jesús.
Aunque en 1966 cortaron la emisión, el culto a la serie continuó. Siguieron varias nuevas temporadas, películas animadas para el cine e incluso dos cintas con actores de carne y hueso. Y un récord: durante más de tres décadas, los Picapiedra fueron la serie animada de televisión que se mantuvo más tiempo en la programación de la tarde. Y su hazaña no fue superada hasta 1997, por los Simpsons. ¡Yabba Dabba Doo!