Al final ocurrió lo que todo el mundo esperaba. Tras la dimisión del primer ministro de Italia, Enrico Letta, el presidente Giorgio Napolitano no sorprendió a nadie con la elección del encargado de formar nuevo gobierno: el alcalde de centro-izquierda de Florencia,
Este político es considerado el «chico de moda» en la política italiana. Es joven, ambicioso, con muchas ganas y parece llamado a revolucionar la escena política del país, aunque por ahora parece ser más conocido por lo que no es que por lo que es: ni siquiera es miembro del Parlamento, y su experiencia en el campo político es más bien limitada.
No obstante, a pesar de tener sólo 39 años, su influjo es importante: es el líder del partido más poderoso en la actual escena política del país (el Partido Democrático) y el dirigente más popular de Italia. De convertirse en el próximo primer ministro, sería además el político más joven en llegar a ese cargo en la historia de Italia.
En este país lo llaman il rottamatore, «el peleón», un sobrenombre que responde a las llamadas del florentino a dar vuelta el sistema político italiano, que goza de una casi nula credibilidad y ha sido golpeado por escándalos de corrupción década tras década.
Renzi, quien tras recibir el encargo de Napolitano aseguró que se tomará un tiempo para decidir si acepta o no el cargo de primer ministro, es visto como la cara nueva que promete el cambio.Lo que no está muy claro todavía es si conseguirá mantener su promesa.
«El Tony Blair italiano»
«Algunos lo llaman el Tony Blair italiano: un político de centro-izquierda que no se para a pensar demasiado en la ideología»Gavin Hewitt, editor para Europa de la BBC.
El editor de asuntos europeos de la BBC, Gavin Hewitt, lo define como un político «de estilo estadounidense, con sonrisa fácil, que transmite energía y ambición». «Algunos lo llaman el Tony Blair italiano: un político de centro-izquierda que no repara demasiado en la ideología», resume.
Y lo que parece atraer de Renzi es ese aire de outsider, de diferente, de jugador con sus propias reglas. Pero también es implacable, como lo ha demostrado esta semana sacándose de en medio a Enrico Letta, quien dimitió después de que los miembros de su partido decidiesen retirarle su apoyo en favor del florentino.Según Hewitt, Renzi promete romper con la vieja guardia de la política italiana, aunque lo que no está muy claro es cómo podrá hacerlo.
Uno de los puntos fuertes del florentino deriva precisamente de esa falta de experiencia que algunos ven como un problema: Renzi no tiene una maleta política demasiado pesada. Ex boy scout y firme devoto de su equipo de fútbol local, la Fiorentina, va en bicicleta y viste de forma casual, algo que contrasta totalmente con la actual imagen del político italiano.
Para muchos en Italia simboliza algo importante: el cambio.Por ahora su encanto emana casi exclusivamente de su personalidad y esto parece ser suficiente. «Italia», dijo Renzi, «vive momentos de dificultades. Tenemos que ofrecer la oportunidad de emerger de este lugar en el que nos encontramos con un programa radical para relanzar el país».
Enrico Letta se vio forzado a renunciar como primer ministro italiano después de que los miembros de su partido, el Partido Democrática, le retiraran el apoyo en favor de Renzi. Su meteórica carrera hacia el poder simboliza un cambio generacional que muchos ven con buenos ojos, y el florentino goza además del mayor nivel de aprobación de todos los políticos italianos. En sus propias palabras, es «enormemente ambicioso».
El joven político espera que el apoyo popular le abra espacios para poder llevar a cabo profundas reformas: la apertura económica de Italia, facilitar la contratación y el despido de trabajadores, y alentar el crecimiento. A cambio, podría estar dispuesto a aliviar las medidas para llegar a los objetivos impuestos por Bruselas para reducir el déficit del país.
Pero Renzi también se enfrenta a dificultades. «Nunca ha sido sometido a prueba. Su debilidad estriba en que sus maniobras le han dado el poder sin haber sido elegido por la gente. Renzi sería el tercer primer ministro italiano elegido por el presidente y no por los votos de los italianos», añade Hewitt.
Y esto se debe probablemente al nivel de frustración con los políticos al que han llegado actualmente los italianos, que prefieren elegir a un desconocido si este llega con promesas de cambio y de rescate de la maltrecha economía del país. La realidad es que todavía Renzi no tiene ni siquiera un programa electoral.
«La gente está desilusionada y ya no tiene confianza, no creen. Yo sí que creo y por eso hago política, porque todavía tengo esperanza»Matteo Renzi, primer ministro italiano.
El camino que debe recorrer el joven alcalde florentino para formar gobierno es complicado: en la coalición deberá incluir a políticos tan lejanos como Silvio Berlusconi y su partido de centro-derecha Forza Italia.
Berlusconi, a pesar de sus convicciones y batallas legales, todavía tiene una influencia considerable en la política del país, aunque ya señaló que llevará a cabo una oposición «responsable».
Otra de las dificultades será conseguir el apoyo de Angelino Alfano, del partido Nueva Centroderecha, bastante alejado ideológicamente de la agrupación de Renzi. Beppe Grillo, el comediante metido a político del movimiento Cinco Estrellas, ha expresado sus dudas, aunque parece que por ahora los dirigentes están dispuestos a cooperar por miedo a la atracción que podría ejercer el florentino en las urnas.
Según Hewitt, Renzi parece seguir los mandatos del político italiano más famoso de los últimos siglos, Nicolás Maquiavelo, que dijo no estar «interesado en mantener el status quo, sino en derribarlo».Renzi acabó una vez un debate señalando que les ofrecía los italianos algo que no estaban acostumbrados a tener: «esperanza».»La gente está desilusionada y ya no tiene confianza, no creen. Yo sí que creo y por eso hago política, porque todavía tengo esperanza».Lo único que queda por ver es si Italia también tendrá esperanza en él.