En lo que va del año, la Policía Metropolitana ha realizado 1.138 operativos en todo el Distrito para regularizar el trabajo de los vendedores ambulantes, en los cuales se han efectuado varios decomisos.
Según Carlos Maldonado, director de la entidad policial, las retenciones ahora tienen un proceso que busca evitar abusos o malos tratos hacia los comerciantes. En un primer momento, se les notifica verbalmente; si hay reincidencia, se les entrega un aviso escrito; y, por último, está la facultad de retirarles sus productos.
El funcionario aclara que en los operativos al dueño de la mercadería, en cada operativo, se le entrega una papeleta donde consta los bienes retirados para que luego, una comisaría del Municipio, determine la multa y una vez cancelada se les devuelven sus bienes. Eso garantiza que no se pierda ningún artículo.
Los productos que son retirados en las calles tienen dos destinos: los no perecibles como coches, máquinas tragamonedas, ropa, ollas, cocinas, entre otros, son llevados a las bodegas de la institucion; mientras que los productos perecibles, en su mayoría frutas y verduras, son donados a fundaciones. La entidad que más ha recibido esos productos es el Hogar de Ancianos Chimborazo.
El director de la Policía Metropolitana resalta que la multa mínima es de 125 dólares, por lo que muchas personas no regresan por sus mercaderías.
Maldonado cuenta que para evitar que los uniformados utilicen la fuerza al decomisar la mercadería o traten de forma inhumana a los comerciantes en los operativos, se les entrega una cámara, sea esta filmadora o fotográfica, para grabar el proceso. “Esto nos permite tener un respaldo cuando hay denuncias y también hacer un seguimiento a los miembros de la policía”.
No obstante, el representante de los vendedores autónomos de la capital, Nelson Moya, cuenta que ha pedido que los retiros de productos se realicen después de terminar el proceso de regularización y entrega de permisos.
Indica que los policías metropolitanos aún decomisan los productos y que a los comerciantes no se les entrega ningún documento cuando se llevan sus mercancías. Y reitera que “la multa es alta, por lo que mejor no vuelven por ellas”.
Admite que los operativos no son seguidos, pero que aún existen casos en los que la Policía Metropolitana llega en una camioneta y sin aviso se llevan las cosas, sin darles tiempo a explicar o retirarse del lugar.
Blanca Cayllagua (70 años) vende frutas y verduras en la calle Rocafuerte, en el Centro Histórico. Relata que ha vivido de las ventas ambulantes y que en su juventud fue víctima de los abusos de la Policía Metropolitana, pero que, a pesar de no tener permiso para vender en la calle, desde hace varios años no le retiran sus productos. “Ahora son más respetuosos, me dejan porque soy vieja, antes ni eso consideraban”, comentó.
Maldonado agrega que las bodegas permanecen llenas, pues la ordenanza municipal exige que guardem allí la mercadería durante tres años, periodo en el que se deteriora. Para evitarlo, el Concejo Metropolitano discute una ordenanza que permita retener los productos por un mes y luego de ese plazo se puedan donar o darles otro uso.