Miguel Ángel Treviño Morales, alias «El Z-40», el capo detenido la madrugada del lunes, llegó a la jefatura del grupo más temido del narcotráfico en México, Los Zetas, empleando las prácticas más violentas que se hayan conocido en las luchas entre los cárteles mexicanos.
Treviño, un hombre robusto de tez morena clara, nació en 1972 en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas (noreste), cerca de donde fue capturado la madrugada de este lunes en un operativo de la Marina Armada, confirmó el portavoz del Gabinete de Seguridad, Eduardo Sánchez.
El capo viajaba en un todoterreno con dos personas que también fueron arrestadas. En el coche llevaban ocho armas largas y dos millones de dólares en efectivo. Según la información del Ministerio del Interior mexicano, se usó un helicóptero para detener el vehículo y no fue necesario disparar un solo tiro.
El detenido, apodado La Mona o El Muerto, se crió en una familia de 13 hermanos que reside desde hace años en Dallas (sur de Estados Unidos), según reportes de autoridades de ambos países, que lo ubican como el capo más brutal y sanguinario en la historia reciente de México.
Sus inicios como narcotraficante se remontan a la década de 1990 cuando se enroló en un grupo de escoltas del entonces líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas, para el que también fueron reclutados exmilitares de élite que finalmente conformaron Los Zetas.
«El Z-40» se convirtió en el líder de Los Zetas al ser abatido en octubre de 2012 su predecesor, Heriberto Lazcano, alias «El Lazca», cuyo cadáver fue robado horas después de una funeraria del estado de Coahuila (norte). Versiones periodísticas señalan que fue Treviño el autor de ese robo.
Estados Unidos ofrecía $5 millones y México $2,5 millones más por ayuda para la captura de Treviño, que será procesado en su país por delincuencia organizada, homicidios, narcotráfico, tortura y lavado de dinero.
El Ministerio del Interior mexicano, acusa al Z-40, entre otras cosas, del secuestro y asesinato de 265 migrantes en San Fernando (Tamaulipas).
Treviño, a quien el Departamento de Estado tildó de tal vez el criminal «más sanguinario y desalmado de México», obraba con la misma violencia extrema contra sus víctimas que caracterizó a los exmilitares de Los Zetas.
Según han dicho funcionarios a la prensa, se trata de un brutal asesino que gustaba de deshacerse de sus enemigos metiéndolos en contenedores de aceite, rociándolos con gasolina y prendiéndoles fuego, una práctica conocida como «guisar». También era otra de sus crueles maniobras desmembrar a sus víctimas aún con vida y desprenderles la piel de la cara para evitar que sus familiares los identificaran a primera vista.
La ruptura entre el cartel del Golfo y los Zetas ensangrentó en los últimos años el noreste de México. La victoria de estos últimos le llevó a disputar al cartel de Sinaloa, que dirige Joaquín el Chapo Guzmán, las plazas del tráfico de drogas en la frontera con Estados Unidos.
Los actos de violencia se complicaron aún más cuando en 2011 los propios Zetas entraron en guerra civil al romperse la relación entre el Lazca y el Z-40, quien fue acusado de traidor y llegó a ser conocido como El Judas por sus rivales del hampa. Al final, Miguel Ángel Treviño se hizo con el control de los Zetas tras la liquidación de sus enemigos. Algunos investigadores cifran en 14 los jefes muertos durante el cisma del grupo.