Miles de personas estaban refugiadas este jueves en los centros de emergencia al este de Alemania para huir de las inundaciones históricas que ponen en alerta a varios países de Europa Central.
La situación seguía particularmente tensa en la región de Baviera y el este de Alemania, donde las ciudades industriales de Bitterfeld y Halle se preparan para lo peor. Pero los daños son por el momento materiales mientras que la catástrofe dejó al menos 18 muertos los últimos cinco días en Europa Central.
Frente a la subida del agua, miles de alemanes dejaron sus domicilios y se amontonaban en los gimnasios, donde se instalaron camas de campaña.
Algunos habitantes tuvieron que ser evacuados por helicóptero de sus hogares mientras que las imágenes aéreas difundidas por las televisiones mostraban viviendas casi sumergidas y edificios en donde el nivel del agua alcanzaba o era superior al primer piso.
La ciudad de la porcelana, Meissen, continuaba invadida por el agua mientras que, no muy lejos de allí, Dresde, a orillas del Elba, intentaba salvar su centro histórico con la ayuda de bolsas de arena para reforzar los diques.
Miles de voluntarios participaron toda la noche y por la mañana en las operaciones de refuerzo para impedir inundaciones más graves. El nivel del agua alcanzó el jueves 8,75 metros, por debajo del nivel récord de 2002 cuando alcanzó 9,40 metros.
En Halle hasta 30.000 personas podrían ser evacuadas si los diques ceden y el barrio entero de Halle-Neustadt, en donde se suceden las barras de inmuebles construidas bajo el régimen comunista, podría terminar totalmente inundado. Ya se ordenó la evacuación de unas mil personas.
En Hungría, las autoridades empezaron las evacuaciones en varias localidades situadas junto al río Danubio por peligro de inundación, lo que afectó a unas 250 personas.
En Austria el agua continuaba retirándose en todo el país, luego de que la crecida alcanzara un nivel récord histórico en Korneuburgo, cerca de Viena, con un pico de 8.06 m.
La República Checa, en donde el agua se retiraba, respiraba con alivio luego de cinco días de crecidas en las que murieron al menos ocho personas. Cinco personas seguían desaparecidas el jueves, 20.000 fueron evacuadas en todo el país y miles de hogares están privados de electricidad, gas y agua potable.