El legado para el futuro será haber dejado un Estado modernizado, competitivo y más eficiente; además, los resultados en el sector de la educación serán observados en la próxima generación de ecuatorianos. Así lo sostiene uno de los críticos más duros del Gobierno, Walter Spurrier Baquerizo, con respecto a los cambios que ha ejecutado la administración de Rafael Correa Delgado.
El director de Análisis Semanal afirma que hay cambios “extremadamente positivos” en el área petrolera y comparte el concepto de la diversificación de ingresos que tendrán las arcas fiscales con la explotación minera a gran escala; así mismo, describe el costo político que enfrenta Correa por las acciones emprendidas.
¿En qué sustenta la afirmación de que el Estado ha logrado modernizar sus instituciones?
Partamos desde el principio. Hemos tenido un Estado que no funcionaba, muchas entidades que funcionaban mal y de alguna manera pesaba algún interés de grupo de presión poderoso que hacía que el Estado no funcionara. Entonces, hubo el primer esfuerzo de cambiar aquello que estuvo dentro del contexto global llamado Consenso de Washington, es decir, había que tratar de reducir sus funciones para darles más libertad a las personas y a las empresas. Y ese proceso avanzó a medias. Ahora, con el presidente Correa el concepto de modernización del Estado se mantiene, pero con otro enfoque: de que no solo tiene que mantener su posición, sino que lo tiene que hacer bien y tiene que modernizarse.
Los gobiernos anteriores avanzaron poco y algo se hizo en los trámites de la administración pública. Ahora, el Presidente ha tomado una posición de hacer reformas, aunque cada reforma le implica confrontación con algún grupo que tiene intereses. Y no voy a demonizar esos intereses. Tienen intereses legítimos o no legítimos, de más o de menos, lo que sea. Eso tiene un costo político, pero lo ha logrado hacer.
¿Se refiere a la última remoción de los guías penitenciarios o la posición de los maestros evaluados?
En el caso de los guías penitenciarios han existido todo el tiempo denuncias en aspectos que denotan que eso no funciona y parece que los internos son los que mandan. Ahí uno puede decir que esta es una situación que no se puede reformar, porque tener una persona honesta, incorrupta, en un sistema corrompido no va a resultar. Entonces se tomó la decisión de borra y va de nuevo.
A lo mejor lo que hace el Presidente no funciona, ¡no sabemos!, pero el hecho es que ha ido a eliminar la corrupción de cuajo. Hay una muy buena posibilidad de que esa reforma sí sirva. En ese sentido, a mí sí me genera un poco de ganas de decir que el Presidente sí está tomando medidas, en ese caso en particular.
En cuanto a los maestros, me encuentro entre las personas que tenían dudas y decían que si esto va a crear una UNE de Alianza PAIS o si va a modernizar. Entonces, la última palabra no la sabemos, porque es algo nuevo; pero la impresión que tengo es que en efecto se ha ido premiando a los nuevos maestros, eliminando a los incompetentes, capacitando a los intermedios. El resultado será una mejoría de la educación con las circunstancias que los resultados se verán a largo plazo y los gobiernos miran a corto plazo.
¿Por qué resultados a largo plazo?
Al momento hay un costo político de enfrentamiento con personas que sienten en el gremio de maestros un grado de inseguridad y dirán que se sienten afectados. La ciudadanía probablemente quizás nunca se dé cuenta del cambio, sino que los alumnos en la próxima generación serán algo mejores que los actuales; no es que van a convertirse en escandinavos de la noche a la mañana, pero van a ser mejores.
El Gobierno enfrenta un problema a largo plazo, con beneficios también a largo plazo y que implica un cierto costo a corto plazo. Sin embargo, es paralelo el costo que enfrentan con los guías que salieron.
En el caso de las universidades hay posiciones diversas de los evaluados, por la manera de calificarla; pero si uno trata de tener todo en conjunto primero, hay que ver qué universidad mala, mala, mala, se fue… no hay. Segundo, la universidad no es para todos. Ese es un cambio importante en relación a lo que sucedió en los años 60, cuando todos entraban.
Entonces, a la universidad tiene que ir la gente que va a estudiar y tiene que ir a donde se supone que va a poder rendir. Si no sabe matemáticas, no puede ir a ingeniería, por ejemplo. En ese sentido, Correa está llevando a que en las distintas carreras haya un cierto mejor nivel de los estudiantes.
¿Qué gana el país con esos cambios?
En el fondo lo que hace es mejorar la calidad de los alumnos y profesionales. Eso también significa un enfrentamiento con universidades que, incluso legítimamente, pueden decir: que son buenas universidades y que lo que hace (con la evaluación) le está complicando la vida. No estoy diciendo que sea perfecto lo que se está haciendo o que las consecuencias sean óptimas. El hecho es que, en conjunto, la comunidad universitaria de aquí a 5 años será mejor que en la actualidad.
En Ecuador, en términos generales, el problema no es que haya suficientes profesionales, sino suficientes profesionales capaces en las carreras que se han graduado. Podemos tener menos profesionales, pero más capacitados, gente que realmente haya aprendido.
Estoy justamente clasificado como alguien crítico del Gobierno, pero en este asunto me parece que realmente se está haciendo algo que es un gran legado que Rafael Correa va a dejar al país. El Estado con todas estas reformas, en cuanto a sus instituciones, está saliendo fortalecido, comparado a lo que era antes.
¿Por qué considera que el IESS ha dado un giro de 180 grados?
Los que hemos aportado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) desde hace mucho tiempo, como empleados y como patronos, vimos que eso era más un impuesto para el cual el beneficio era poco. De pronto eso tiene un giro drástico en un período de tiempo corto, en dos puntos: El uno de salud; ahora el afiliado si tiene una emergencia puede entrar a una clínica y lo atienden; entonces, eso es enormemente bueno, con un trato amable.
Cierto es que no hay suficientes hospitales, no es que esto es una maravilla, ni estamos en Noruega, pero ha mejorado el seguro.
Luego, el asunto de la vivienda. Antes era difícil, complicado y una serie de requerimientos hacían casi imposible acceder a un crédito para casas; ahora, de pronto hay un giro de 180 grados cuando los directivos del IESS dicen que tienen un dinero sin usar y le conviene tener un buen rendimiento, que me estén pagando los afiliados que, además, les descuenta en el rol de pago y, a la vez, ofrece servicios.
En este momento, unido a la dolarización en que toda persona de clase media puede tener un presupuesto, porque está ganando en moneda dura, con una inflación del 5%, aquello les permite adquirir una vivienda. Ese es el motivo de la enorme bonanza en el sector residencial, porque las empresas, los urbanizadores se están volcando a dar una oferta, porque hay demanda de personas que tienen acceso al crédito hipotecario.
¿En qué medida reactiva la economía?
La construcción es un enorme dinamizador de la economía, porque emplea mucha mano de obra; además, el grueso de las casas que están edificándose no son de lujo. Y usan cemento nacional, cerámica de producción nacional, las construyen con albañiles y elementos nacionales, los sanitarios son nacionales; el techo, tumbado nacional; el hierro es nacional, aunque tiene un componente importante de materia prima importada. En otras palabras, da mucho empleo a gente calificada, como ingenieros, maestros de obra, electricistas, gasfiteros, también emplea gente sin ninguna preparación y los empleos indirectos relacionados a servicios.
Petroecuador arrojó resultados positivos en los últimos años. ¿Cuáles fueron los cambios?
El asunto es que Petroecuador estaba dominado por un sindicato posicionado como muy de izquierda. Recuerdo que en ciertos gobiernos se nombraba a un ministro o gerente de la petrolera y de inmediato había denuncias para debilitarlo. Y la producción petrolera ecuatoriana estatal iba de caída constante. Entonces, este Gobierno, una vez que vino la caducidad de Occidental, que fue reemplazada por personal ecuatoriano, la hizo funcionar como empresa privada.
Y esa empresa -con la operatividad que tiene, que es la que se encarga de seguir explorando- hoy es la actual Petroamazonas. Hubo la decisión de que la antigua Petroecuador ya realmente deje de operar. Las nuevas obras las hacen con Petroamazonas y el hecho es que la producción no está cayendo como caía antes. Se están desarrollando algunos campos nuevos y ha mejorado la efectividad de la petrolera estatal. Nunca he estado en contra de esta empresa, sino de que la empresa no funcione y de que decaiga la producción.
¿En los campos de gas en el Golfo, por qué considera que hay efectividad en la nueva administración estatal?
En el caso de los yacimientos del gas en el Golfo se ha hecho un asunto similar al de Petroamazonas. Por una serie de motivos el grupo Noble, que estaba en el Golfo, procedió muy conservadoramente con ese campo, porque bajo gobiernos anteriores, como el gas se vende para generación eléctrica y la energía es subsidiada, las empresas distribuidoras no tenían cómo pagarles y le ocasionaban conflictos con el Estado. Aunque sabían que sí les iban a pagar, no quisieron invertir plata.
Ahora el Estado lo ha tomado. Han podido comenzar a ser operativos rápidamente, que quiere decir que han mantenido la misma estructura empresarial. Sencillamente están sacando suficiente gas y van a poder terminar de llenar el actual gasoducto que lleva a las instalaciones eléctricas. Como tienen más gas, las plantas que usaban diésel, que había en Guayaquil y que son de ciclo combinado, se las llevaron allá y utilizan gas. De pronto cae la importación de diésel porque se reemplaza con gas de producción nacional.
Están empezando a distribuir directamente en las comunidades gas metano, que tiene menor poder calórico que el gas de uso doméstico, que tiene propano y butano. Ya hay planes y ojalá que el Gobierno se decida a ser más agresivo en la búsqueda de gas. También he propuesto que haya una división de Petroecuador para que los ejecutivos ahí solo piensen en gas; además, que se construya un gasoducto que lo lleve desde Puná hasta Posorja y lo traiga a Guayaquil, para que haya más consumo de gas acá y se pueda eliminar el de diésel, y ese beneficio también puede ser extendido para el consumo de los camiones.
¿Qué expectativas tiene con el inicio de la minería a gran escala?
Estoy absolutamente de acuerdo con la minería en todos los artículos que he escrito. No hay que tener expectativa exagerada. El precio del petróleo está tan alto en este momento -alrededor de $ 110- que lo que va a producir la minería se queda enano frente a lo que produce el petróleo. Sin embargo, es una diversificación de ingresos importante. En ese tren de la cordillera del Cóndor hay yacimientos de importancia a nivel mundial. La compañía china Ecuacorriente tiene concesiones y encontró dos yacimientos a nivel mundial y la otra empresa tiene yacimiento aurífero a nivel mundial. Si estos dos proyectos salen adelante y comienza a sentirse en la comunidad internacional que se puede hacer negocios en Ecuador, habrá muy buenas inversiones en ese sentido.
La minería es más importante que la generación petrolera. Se diferencia porque necesita muchos más insumos locales, mano de obra, vías, hospedaje, servicios que reactivarán la economía en la zona de las provincias de Loja, Zamora Chinchipe. Serán cambios sin precedentes, además de los ingresos al Estado.
¿Cómo observa los cambios en recaudación tributaria?
Las recaudaciones tributarias en Ecuador han subido fuertemente en los últimos años. Los montos por impuestos internos han superado a los provenientes del petróleo. Eso tiene varios motivos:
En los gobiernos anteriores se inició este proceso con las recaudaciones del Impuesto al Valor Agregado (IVA), con Elsa de Mena. En el Gobierno de Correa y de la mano de Carlos Marx Carrasco el giro ha sido hacia el Impuesto a la Renta (IR), que es más difícil de cobrar que el IVA.
En este Gobierno el IR, unido al aumento de impuestos que Marx Carrasco dice que no es tanto y las nuevas reformas, le dan más herramientas al SRI para efectivizar el aumento evidenciado.
¿Cuáles herramientas?
Quiero decir que usan otros conceptos y a medida que avanza la informática hay herramientas que permiten presumir ingresos por precios reales. Pienso que Ecuador es uno de los países de América Latina en donde más impuestos se paga.
El gasto corriente es financiado con los impuestos. ¿Es la medida adecuada?
El gasto corriente ha estado subiendo de manera fuerte. Hay dos maneras de verlo. La parte positiva, ha subido de manera importante los sueldos en los estratos de comienzo, de más bajo en la estructura salarial de los empleados públicos, como lo es a los policías, maestros, soldados, empleados de salud. Eso mantiene contentos a los comerciantes, que están felices porque venden todo.
Esas personas han mejorado la situación de vida y el mercado se ha ensanchando del lado de quienes producen bienes de consumo masivo. La parte negativa es ver hasta qué punto es sostenible, como es el caso de Grecia, España, Italia, que han visto mucho gasto corriente que mejoró la calidad de vida, pero que ahora todo se ha venido abajo.
Lo que me preocupa del gasto corriente, que dice que está sustentado en los ingresos del cobro de impuestos, es que las recaudaciones internas se basan en que el gasto público, que tiene la economía boyante, pero qué pasará en el momento en que eso caiga y las recaudaciones de impuestos decaigan. Y lógicamente los costos internos se vayan a mantener. Considero un punto flaco de la política del Gobierno.
Como analista de 40 años de experiencia, ¿qué considera que debe hacerse?
Que tiene que crearse un mejor clima para la inversión, no digo extranjera, digo inversión, porque la extranjera normalmente sigue a la nacional. La inversión nacional privada es baja frente a los otros países y frente a lo mucho que ha mejorado la infraestructura estatal con los gastos de inversión que ha hecho el Estado.
En estos últimos 5 años tenemos un mejor nivel de carreteras, estamos en proceso de tener un superávit de energía eléctrica, estamos en proceso de reducir la importación de combustibles con las inversiones en la refinería, que están mejorando drásticamente, solo para hablar de tres sectores.
Un ejemplo, el Gobierno ha hecho una inversión inmensa en mejorar carreteras en Manabí, el puente más largo del país que permite la conexión para todo Ecuador. Pero si no hay inversión privada con proyectos agroindustriales, turísticos, hoteles, entonces no hay la equidad requerida frente a la inmensa inversión estatal. Para ello es necesario un cambio de reglas, no de proyectos de leyes que no saben dónde van, incertidumbre como la generada por la ley de tierras.