El ex presidente egipcio, Hosni Mubarak, de 84 años, que dirigió el país durante 30 años y cayó derrotado en la “primavera árabe”, fue condenado ayer a cadena perpetua por la sangrienta represión de manifestantes en la revuelta de 2011.
Por su parte, el ex ministro del Interior, Habib el Adli, también tuvo la misma sentencia, mientras que seis antiguos altos cargos de los servicios de seguridad fueron absueltos.
Sin embargo, el tribunal no condenó a los dos hijos de Mubarak, Alaa y Gamal, que fueron juzgados al mismo tiempo por corrupción, al considerar que los hechos prescribieron.
El ex dirigente escapó a la pena de muerte que fue solicitada por la Fiscalía y también fue absuelto en uno de los casos de corrupción. Hubo breves enfrentamientos en la sala del tribunal, en las afueras de El Cairo, tras conocerse la sentencia.
Centenares de detractores del ex presidente Hosni Mubarak se enfrentaron a pedradas con la Policía fuera de la sede del tribunal que lo condenó a cadena perpetua.
Según constató la prensa, los choques se iniciaron tras la lectura de la sentencia, cuando los manifestantes anti-Mubarak, que estaban congregados en el recinto exterior de la Academia de Policía, en la que se celebró el juicio, intentaron cortar el paso a un furgón policial. Inmediatamente llegaron agentes antidisturbios para aplacar los enfrentamientos y bloquearon una carretera cercana.
La causa del descontento habría sido la absolución de los hijos del ex mandatario de Egipto. “Apelaremos la sentencia. El veredicto está lleno de errores jurídicos”, indicó Yaser Bahr, abogado de Mubarak, cuyo cliente, hasta el juicio en detención preventiva en un hospital militar, llegó a la prisión de Tora, en la periferia de El Cairo, para cumplir la condena.
Mubarak se declaró inocente al inicio del juicio, que empezó el 3 de agosto de 2011. La salud del ex presidente egipcio se deterioró cuando ingresó a la cárcel, tras conocer la condena, informaron los medios oficiales. “Mubarak sufrió un agravamiento sorpresa de su salud cuando llegaba en helicóptero a la cárcel de Tora”, en la periferia sur de El Cairo, informaron la televisión y la agencia oficial Mena, sin dar más detalles al respecto.
Se le puso una máscara de oxígeno, según las fuentes de seguridad. Después del veredicto, Mubarak fue trasladado al tribunal hacia el ala médica de la cárcel de Tora para que cumpla la condena.
Hasta antes de asistir al tribunal estaba detenido preventivamente en un hospital militar. Su estado de salud -cáncer, depresión, problemas cardiacos- ha sido objeto, desde su derrota en febrero de 2011, de informaciones fragmentadas y a menudo contradictorias.
Durante su juicio, al igual que en el día del veredicto, compareció ante los jueces en una camilla, encerrado en un box con rejillas.
El ex presidente egipcio se negó entre llantos a abandonar el helicóptero cuando llegó a la prisión de Tora, al sur de El Cairo, indicó un responsable de los servicios de seguridad. “Lloraba y no quería abandonar el helicóptero. Unos miembros de la seguridad tuvieron que convencerlo para salir”, aseguró el responsable.
Amnistía Internacional (AI) calificó de “paso significativo” la sentencia contra el ex presidente egipcio, Hosni Mubarak, pero criticó la absolución de otros implicados.
En un comunicado, AI aseguró que la condena contra Mubarak, igual que la del que fue su ministro de Interior, Habib Adly, supone “un paso significativo en la larga lucha contra la impunidad en Egipto”.
Sin embargo, advirtió que la absolución del resto de acusados, incluidos altos mandos policiales, “deja a muchos esperando a que se haga justicia”.
Alrededor de 840 manifestantes murieron y más de 6.000 fueron heridos durante los 18 días de la revolución que comenzó el 25 de enero de 2011 y que el 11 de febrero de ese mismo año derrocó al presidente egipcio.
AI solicitó a las autoridades egipcias que pongan en marcha una comisión imparcial e independiente para investigar las lagunas que el tribunal ha dejado sin resolver.