El expresidente egipcio Hosni Mubarak salió este jueves de la prisión de Tora, en El Cairo, en un helicóptero medicalizado que lo trasladó hasta el hospital militar de Maadi, también en la capital, donde quedará en arresto domiciliario.
El responsable del departamento de prisiones del Ministerio del Interior, Mustafa Baz, señaló a la agencia oficial egipcia Mena que Mubarak quedará ingresado en dicho hospital a petición propia.
El miércoles un tribunal ordenó que el exmandatario fuera puesto en libertad provisional. Poco después, el primer ministro egipcio, Hazem al Beblaui, emitió anoche un decreto para poner a Mubarak bajo arresto domiciliario «en el marco del estado de emergencia» que rige en el país a raíz de la última ola de violencia.
La excarcelación del exmandatario se produce al haber expirado su prisión preventiva en la causa abierta contra él por haber supuestamente recibido regalos valorados en millones de libras egipcias de parte del conglomerado de instituciones periodísticas estatales Al Ahram.
Mubarak también sigue encausado por la muerte de manifestantes en la revolución de 2011 que lo derrocó, por el desvío de fondos públicos para construir y rehabilitar sus mansiones particulares, y por enriquecimiento ilícito y daño premeditado a los fondos públicos vinculados con la venta de gas a Israel.
Por estas causas se mantiene la prohibición de viajar fuera de Egipto y se conservan sus cuentas congeladas.
La decisión de liberar a Mubarak añadió un nuevo elemento a la agitación política que atraviesa Egipto desde que su sucesor, el primer presidente elegido democráticamente, el islamista Mohamed Morsi, fuera derrocado por un golpe militar el 3 de julio de 2013.
La violencia en el país se ha saldado en la última semana con la muerte de unas 1.000 personas.