Más de 100 mil personas, entre simpatizantes, dirigentes oficialistas y funcionarios, arroparon ayer a la presidenta argentina, Cristina Fernández, en un acto en el estadio de Vélez Sarsfield calificado por ella como una “fiesta de nacionalidad”.
Vestida de negro, desde un atril con la frase Unidos y organizados y rodeada en el escenario por todos los ministros de su gabinete, la Mandataria recordó ayer el noveno aniversario de las elecciones del 27 de abril de 2003, en las que Néstor Kirchner fue elegido jefe de Estado, luego de quedar segundo en primera vuelta detrás de Carlos Menem.
La Presidenta, quien fue la única oradora, inició su intervención agradeciendo a las organizaciones oficialistas esta maravillosa fiesta de alegría y de júbilo, que reunió a más de 100.000 personas, según los organizadores.
Tras repasar los principales logros de su gobierno, Fernández se refirió al proyecto de expropiación de YPF, que será votado en la Cámara de Diputados la próxima semana.
La Mandataria agradeció a la oposición el apoyo prestado a la iniciativa gubernamental de expropiación de YPF al grupo español Repsol y apostó por un modelo económico en la “intervención” del Estado junto al sector privado.
“¿Quién imaginaba que con el consenso mayoritario de las principales fuerzas políticas de la Nación íbamos a recuperar YPF?”, se preguntó Fernández, antes de afirmar: “Gracias a todos los que lo hicieron posible. Esta no es obra de un partido o de un sector, sino de todos los argentinos y para todos los argentinos”, publicó diario La Nación.
Sobre el futuro de la compañía petrolera, la gobernante sostuvo que es necesaria la participación tanto del Gobierno como de las empresas privadas. “Se recuperó una de las empresas emblemáticas que va a exigir nuevas formas de participación del Estado junto a las empresas privadas”, subrayó.
Durante su discurso de poco menos de una hora, Fernández se dirigió especialmente a los jóvenes para invitarles a idear nuevas formas de participación, de intervención del Estado, modernas, contemporáneas. “Las nuevas generaciones son las que tienen que tomar las banderas para seguir con los ideales de 200 años de historia. Para que nuestras islas Malvinas vuelvan a formar parte de nuestras instituciones”, les pidió la Mandataria, quien luego los motivó: “Son ustedes los que tienen que seguir escribiendo su propia historia y deben hacerlo unidos y organizados”.
Previamente, cientos de pancartas y carteles en apoyo a la mandataria sobrevolaron el estadio de Vélez Sarsfield, en cuyas inmediaciones se registró un caos en el tránsito de vehículos.
“El mitin es un ejemplo de fervor y militancia y de las ganas de la gente de profundizar el modelo oficial”, opinó la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, al ingresar al estadio, al que también acudieron otros ministros, gobernadores y funcionarios.
“Estamos viviendo un momento histórico acompañando y respaldando la decisión de Cristina de recuperar YPF para todos los argentinos, ratificando nuestra soberanía hidrocarburífera y nuestro orgullo nacional”, subrayó a su turno la ministra de Industria, Débora Giorgi. Varias organizaciones oficialistas, entre ellas “La Cámpora”, liderada por el hijo de la Mandataria, Máximo Kirchner, convocaron al mitin que movilizó el poderoso “aparato” del gobernante Partido Justicialista (PJ, peronista).
La Presidenta argentina deseó ayer “de todo corazón” una pronta recuperación de su par venezolano, Hugo Chávez, quien lleva adelante un tratamiento tras la extracción de un tumor canceroso.
“Veía recién levantada la bandera de Venezuela. Envío un gran abrazo al presidente Chávez Frías y le deseamos de todo corazón su pronta recuperación”, manifestó la Mandataria durante el mitin.
Al acto acudió una delegación de la Central Bolivariana de Trabajadores de Venezuela con el fin de acompañar a “una Presidenta latinoamericana como Cristina en este encuentro con su pueblo”, señaló la venezolana Gladys Nievas, miembro del grupo que participó del encuentro.
El gran ausente en este concurrido evento fue el titular de la CGT (Confederación General del Trabajo), Hugo Moyano, que no fue invitado a participar ni a movilizar trabajadores.