Considerado uno de los poetas más relevantes de Chile junto con el «antipoeta» Nicanor Parra, Rojas había sido trasladado en las últimas semanas a la capital chilena a causa de un debilitamiento de sus defensas, con el objeto de ser monitoreado por especialistas, a pedido de su familia, según informó la agencia de noticias Ansa.
Pero los esfuerzos no alcanzaron para salvar la vida de quien fuera -junto a Enrique Lihn, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Nicolás Parra- representante de lo más granado de la lírica del país trasandino.
Gonzalo Rojas Pizarro había nacido el 20 de diciembre de 1917 en Lebu. Miembro prominente de la generación de 1938, su poesía está más cerca de Huidobro (y del peruano César Vallejo) que de Neruda o Parra.
Estudió Derecho y Pedagogía en la Universidad de Chile y ejerció la docencia en Valparaíso; también en Concepción, donde fundó el Departamento de Español de esa casa de estudios.
Rojas continuó una tradición clásica en su país: ejercer,
como escritor, la diplomacia (tal como Neruda y Jorge Edwards, entre otros notables). Y así conoció la China de Mao y la Cuba de Fidel Castro.
La miseria del hombre, su primer libro, se publicó en 1948. Las críticas no fueron favorables, pero la razón para tardar en publicar su segundo volumen es la necesidad de estudiar y encontrar una voz propia.
Eso consigue en Contra la muerte, de 1964. «Mientras mi primer libro había tenido un grado de audiencia dispar, pero intensa, el segundo tuvo una acogida mayor. Sin presumir, puedo decir que situó mi nombre en América Latina», dijo entonces el poeta.
Rojas recibió la beca UNESCO para escritores en 1958; durante años vivió, enseñó y escribió en los Estados Unidos; recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile en 1992, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana ese mismo año, el Premio Octavio Paz de México, el Premio José Hernández de la Argentina; y en 1994, obtuvo la beca Guggenheim; y la consagración internacional con el Cervantes en 2003.
Exiliado en la República Democrática Alemana (RDA) después del golpe de Estado de Augusto Pinochet Ugarte, Rojas fue un poeta no dado al sobretono: lo suyo fue la sobriedad.
Así lo reconoció el diplomático y escritor mexicano Carlos
Fuentes, que luego de la aparición de su tercera colección de poemas, Oscuro, de 1977, lo puso en serie con «el gran arco lírico» latinoamericano compuesto por Leopoldo Lugones, Rubén Darío, José Lezama Lima, Neruda, Huidobro, Vallejo, José Gorostiza y Octavio Paz.
En 1979 publicó Transtierro; en 1980, Antología breve y 50 poemas; en 1981, Del relámpago; en 1986, El alumbrado y otros poemas; en 1988, Antología personal, Esquizotexto y otros poemas y Materia de testamento; en 1990, Desocupado lector; en 1991, Zumbido y Antología del aire; su Poesía esencial es de 2006; y el año pasado, Con arrimo y sin arrimo, cerró su célebre carrera.