Llamado «Belcebú», era considerado el símbolo del poder democratacristiano y representaba lo mejor y lo peor de Italia, por su hablar culto y a la vez divertido, su cinismo y habilidad de viejo zorro de la política. Andreotti murió hacia las 10H00 GMT en su residencia, en el corazón de Roma, confirmaron sus familiares.
Nacido en Roma el 14 de enero de 1919, Andreotti, senador vitalicio, recibió una verdadera andanada de elogios y homenajes hace cuatro años, con ocasión de sus 90 años.
Andreotti, que se ha salvado de todos los escándalos en los que había estado relacionado durante más de 60 años en la política, desde los contratos en el sector del petróleo de los años 60, hasta el secuestro y muerte de Aldo Moro en 1978 y la acusación de complicidad con la Cosa Nostra en los años 90, fue uno de los líderes más influyentes de la Democracia Cristiana.
Debido a sus problemas de salud no había participado en las votaciones claves el mes pasado en el Parlamento para la elección del presidente de la República, cargo al que nunca logró acceder. Sus eternos enemigos no han escatimado críticas: «Un gran estadista. Del Vaticano.
El secretario permanente de la Santa Sede», lo definió en una ocasión ex presidente de la República Francesco Cossiga, rival y correligionario.