Naciones Unidas celebra que las marchas del Orgullo Gay hayan logrado visibilizar mundialmente que la diversidad sexual es un asunto de derechos humanos y promueve que exista más receptividad hacia los activistas de este movimiento.
Para el Programa de la ONU sobre VIH/sida (ONUSIDA) y su representante para Panamá y Costa Rica, Ricardo García, siempre han sido «fundamentales» estas manifestaciones que celebran el día de la diversidad sexual y por ello desde hace años viene las respalda.
Cada 28 de junio, o el primer sábado anterior o posterior a esa fecha, las asociaciones de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (GLBT) realizan la denominada Marcha del Orgullo Gay para fomentar entre la sociedad la tolerancia y la aceptación hacia las personas con una orientación sexual diferente.
El representante de ONUSIDA dijo en una entrevista con Efe que las Naciones Unidas se ha solidarizado con el movimiento GLBT «en particular porque es un asunto de derechos humanos».
Una demostración de ello fue la izada de la «bandera de la diversidad sexual», junto a la de la ONU, en una ceremonia celebrada este viernes ante la Casa de las Naciones Unidas en Panamá.
García afirmó que «la diversidad sexual es un ejemplo más de que la individualidad debe ser respetada por encima de todo».
Las marchas del Orgullo Gay «cada vez toman más fuerza» y han logrado darle visibilidad a nivel mundial a la diversidad sexual y a sus derechos, agregó.
En Argentina y Uruguay estas marchas tienen una tradición y en ciudades como Cali (Colombia) son algo «muy institucional», mientras que en Centroamérica, aunque no han sido prohibidas, reciben la crítica de los sectores más conservadores de la sociedad.
Agregó que en Panamá la actividad, que tendrá lugar mañana, viene realizándose desde hace unos ocho años y que en 2012 fue un «éxito» al convocar unas 300 personas.
Como representante de ONUSIDA, García dijo que coincide con este activismo porque trabajar en la prevención del VIH le ha enseñado «los problemas que viven, la fuerte discriminación, el estigma de que son víctimas las personas de la diversidad sexual».
También hay mucha mofa, burla y un fenómeno cultural arraigado de discriminación hacia las personas gays y transgéneros en países donde el machismo es predominante, así como tabúes, violencia homofóbica y «crímenes de odio» contra homosexuales.
García manifestó que en Centroamérica «un país que ha lucido tristemente célebre por la violencia homofóbica y los crímenes de odio es Honduras».
En Honduras se han reportado «muchos crímenes de odio por orientación sexual e identidad de género», mientras que en Panamá no se han denunciado casos «pero hay violencia hacia las personas transgénero», explicó García, sin precisar cifras.
El transgénero y miembro de la Asociación Nuevos Horizontes (ANH) de Panamá, Bárbara Delgado, narró a Efe que en 2005 fue víctima de abusos sexuales y maltratos por parte de un policía, y que estuvo «detenida» 40 días acusada de «alteración de la fisonomía», lo que consideró ilegal y falto de toda lógica.
Delgado explicó que las autoridades de la ciudad de la Chorrera, unos 30 kilómetros al noroeste de la capital, le aplicaron una normativa que nunca se demostró que existiera.
El representante de ONUSIDA dijo que la marcha del Orgullo Gay también es por hechos como ese, «para que cada vez las sociedades sean más inclusivas, más respetuosas de las diferencias y más respetuosas de la diversidad».
García recordó que una de las metas de la misión y visión de ONUSIDA, que se ha trazado desde 2011 y va más allá de 2015, es llegar a «cero nuevas infecciones» por VIH, «cero muertes por SIDA» y «cero estigma por discriminación».
El Programa de la ONU sobre VIH/sida, al igual que Panamá, va avanzando y está bien encaminada a lograr estas metas globales, pero «todavía hay algunas barreras que hay que superar», afirmó.
García dijo que un «problema preocupante» es que en entre 2001 y 2011 los casos reportados de menores de 24 años infectados con SIDA en Panamá aumentaron cinco veces.
Otras barreras que mencionó que existen en Panamá es la falta de más información y la carencia de una política en materia de educación sexual preventiva en las escuelas, sin que se vea que en el futuro cercano «vaya a mejorar esta situación».
Por su parte, el activista de la ANH, Kennin Batista, si bien reconoció que el Gobierno panameño ha sido «muy útil» en su respaldo a las marchas GLBT, considera que lo hacen «para ganar puntos, porque en educación no están bien».