Gracias a una denuncia ciudadana, la Unidad de Delitos Energéticos de la Policía Nacional llegó a una gasolinera, ubicada en Marianas, en el norte de Quito, donde se descubrió que a los consumidores se les vendía gasolina mezclada con agua.
Las instalaciones fueron clausuradas, mientras que el administrador del negocio fue detenido.