El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibirá este miércoles en la Casa Blanca a los principales líderes republicanos y demócratas en el Congreso, para abordar el bloqueo presupuestal que determinó el cierre de servicios públicos en el país.
En el encuentro de esta tarde participarán el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, el titular del Senado, el demócrata Harry Reid, y la líder de la minoría demócrata en la Cámara Alta, Nancy Pelosi, informaron fuentes de la Presidencia y el Congreso.
Según medios locales, que citan a un funcionario de la Casa Blanca, en la cita se abordará también el tema del techo de la deuda, cuyo límite se alcanzará el próximo 17 de octubre.
Si no hay un acuerdo entre el Gobierno y el Congreso para aumentar ese techo de la deuda, el país se verá abocado a la suspensión de pagos.
Más temprano, se informó que Obama canceló las escalas en Malasia y en Filipinas de su gira por Asia, que iniciará el sábado, mientras que dejó abierta la posibilidad de cancelar también sus visitas a Indonesia y Brunei, donde tomará parte en cumbres internacionales.
Por segundo día, cientos de miles de empleados federales seguirán de licencia sin sueldo y los turistas se encontrarán los museos y los monumentos de la capital cerrados, mientras crece la frustración de los estadounidenses frente a unos legisladores que no lograron evitar esta situación.
Obama acusó a los conservadores en la Cámara de Representantes -dominada por los republicanos- de llevar adelante una «cruzada ideológica» por vincular el financiamiento del gobierno a un intento por acabar con su reforma de la salud, aprobada en 2010 y centro de la disputa por fondos en el Congreso.
Su principal enemigo, el presidente de la Cámara, el republicano John Boehner, acusó a Obama de aplicar una política de «tierra arrasada» al rehusarse a negociar.
Las licencias sin sueldo de los empleados públicos afectó también a la Casa Blanca, que se quedó con el mínimo necesario de funcionarios para funcionar.
Turistas perplejos no pudieron ingresar a museos y monumentos en Washington, mientras que en Nueva York la Estatua de la Libertad también cerró sus puertas.
Y aunque las fuerzas armadas y la patrulla fronteriza seguían operando con normalidad, el Pentágono cesará temporalmente a casi la mitad de sus 800.000 empleados civiles.